BIBLIOTECA RODO
YAMANDU RODRIGUEZ
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POEMA DRAMATICO EN TRES ACTOS
EL MILAGRO
Poema en un acto
CUARTO MILLAR
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OVIDIO FERNANDEZ RIOS
DIRECTOR
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CLAUDIO GARCIA y Cía. • Editoras
SARANDI, 441
1935
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EXTRACTO DEL CATALOGO
DE LAS EDICIONES DE
“LA BOLSA DE LOS LIBROS”
CLAUDIO GARCIA, y Cía.
SARANDI, 441
MONTEVIDEO
ACEVEDO DIAZ (Eduardo). — Ismael.
(Novela histórica) .♦•$ 1.00
— Soledad. Novela «....$ 1.00
Nativa. (2 tomos) $ 1.00
AGORIO (Adolfo). — La Fragua. Apun-
tes sobre la Guerra Europea (1915).
— La Sombra de Europa. Transforma-
ción de los sentimientos y de las ideas.
Tomo de 160 páginas (1917)..$ 1.00
ALMAFUERTE (Pedro B. Palacios).
— Poesías. Precedidas de un prólogo de
Alberto Lasplaces
— Lamentaciones. (Poesias. Con un
estudio de Juan Más y Pi. Tomo
de 114 páginas (1921) $ 0;35
Nuevas Poesías y Evangélicas. Con
un estudio de Alfredo L- Palacios. . . .
— El Niño. Conferencia sobre enseñan-
za. 1 folleto (1919) $ 0.10
BALLESTEROS (Montiel). — Monte-
video y su Cerro. (Cuentos). Con una
carta de José L- Morenti. Un tomo
de 196 páginas (1924)........*$ 0.50
BARBUSSE (Henry). — “El Resplan-
dor sobre el Abismo”. Traducción di-
recta del francés por Luis I5 £ r £ an < :
Tomo de 132 paginas (1920) . .$ 0 . 35
BARRETT (Rafael). — Diálogos, Con-
versaciones y otros escritos. Con un
prólogo de Alberto Lasplaces. Un touio
de 144 página, (1919) . . • • • . . .$0.35
••Páginas Dispersas" (Obra postu-
ma). Prefacio de Armando Donoso, l
tomo de 160 páginas 0 923) $ °^°
- Lo que son los yerbales paraguayos.
Semblanzas de Barrett, por Ram "*° d ¡;
Maetzu y Emilio Frugom. 1 folleto
mqu) •> u -
H AUPELA IRE (Carlos). — Pequeños
Poemas en Prosa. (Traducción de E
lleras). 1 tomo de 160 0 50
nacbUER (Gustavo A.). — “Rimas .
Con una nota preliminar de W
Lu-.r» «le la Vegsi y l CRnt 1 < J. n de n Y®[f!|
, 1,1 Busto. 1 tamo de 100 £ o Jo
til I LAN Oo»é Pedro).-— I Dios to Sal-
,*! Cmneiíi . < n tres acto*. Un torno
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1 I 1’" Ingina. OVIH)..»» -»
OAII.l A v .> fl ’ nrr.u'iy Si
«..<•) Ur, "‘"* v
nopsis histórica. Proemio de M»mi
F akao Espalter. Tomo de 76
ñas U921) $ " '*
— Sierras y Llanuras. Novelas cuitas
uruguayas. Tomo de 240 páginan^(19iM ^
CAMPO (Estanislao del). — "Fausto”.
Impresiones del gaucho Anastasio *1
Pollo, en la representación de esta ól*i !
ra. Con un prólogo de Juan Carlos
Gómez. Tomo de 56 páginas ( P*. .• )
CAMPOAMOR (Ramón de). — El Tren
Expreso. Poema. Un folleto ^(1924)^
cXrNÉLLI (Lorenzo.) — Oribe y *u
Epoca. Estudio histórico. Un tomo «le
320 páginas ••;•••;* y
CASAR A VILLA LEMOS (Enrique).—
Las fuerzas Eternas. (Verso) Un t‘>
n*o de 98 páginas ( 1920) . . • • • •$ u-p
CASTELLANOS DE ETCHEPARE
(Delia) (“Madre"). — Mariposas. Ar-
tículos y cuentos. Un tomo de 176
páginas ( 1921) . . • • • • Vrúíi- «r
CIONE (Otto Miguel). —
casa". “La Generosidad de^ UaCho .
“Una piedrita en el camino . Mis-
terios de la Subconciencia. Cuentos
Un tomo de 112 paginas (1924) $0.40
— “Caraguatá”. Cuentos ^I* 0 * . * ’ i»* ’ *
COESTER (Prof. Alfred).— Amado Ñer-
vo y su obra. (Traducción directa del
ingles). Un folleto (* 922 ) ....$0.15
CHOCANO (Santos). - "V™***';
ma América. Fiat Lux. Oro de ^
Hias (Estuidio critico de J.
ÍTriSTu. tomo de 174 PW™
(1920) *
DARIO (Rubén). — Pro»» Profanas y
otros poemas. Con un estud.o de Jo
sé Enrique Rodó. Un tomo de WO^
DOMARIA (AlcidesV. ■ (CalisW, el «»-
— “Cantos Tradicionales U uc
criolla») .° Un tomo de 144
Imu (Precedida de una ¡"V°ducciónV
Tomo I. 342 P*£«" as < 1 ?. 2 .ÍV »„«.
FERNANDEZ RIOS n)¿, onc » |,r
•lis. (Horizontes 2 JO
yendas Milagrosas). Un ^ j un
FLAUBERT 9 (Out¿avo).. - Mtt(,a,ne Iln *
Propósitos
Con la inquietud de una superior manifestación de cultura, nace en
Montevideo, con universal destino, la BIBLIOTECA “JOSE ENRIQUE
RODO”, la que dará cabida, exclusivamente, en sus ediciones, a lo más
escogido de laa letras nacionales.
Abro sus rumbos hacia una finalidad de elevadas directivas, colo-
cando por encima de toda solicitación utiütar'a, un serio propósito es-
piritual y un noble afán de divulgación seleccionada, de los más califi-
cados valores de la literatura uruguaya.
En todos los grandes centros intelectuales del mundo, donde el pen-
samiento realiza su alta función social; en todos los países, donde las
letras, en sus d.stintas manifestaciones, fundamentan un valor* civilizador
y dan carácter de personalidad a la nación misma, existen organ smos
editoriales, — y algunos con carácter de institución pública, — dedicados
exclusivamente a la difusión de libros de los escritores nativos más ca-
racterizados y de mayor influencia en la cultura ambiente.
Y estas empresas de propagación bibliográfica, no sólo realizan una
siempre beneficiosa misión educadora, quizá la más alta que comprende
el concepto humano; no sólo vincula con fácil dad de nexo al pueblo
con sus pensadores, sabios, novelistas, dramaturgos y poetas, sino que,
además, desprendo fuera de fronteras, poderosas corrientes que contribuyen
a dar perfil de prestigio a la fisonomía moral del país de origen.
Y nuestra república, que por glorioso destino es cuna de grandes
hombres do letras — tanto, que bus obras han contribuido profunda y
brillantemente a dar carácter al pensamiento americano, — requ ere ne-
cesariamente y en forma organizada y de efectiva permanencia, una Bi-
blioteca de escritores nacionales, los más notables y calificados.
Varias han sido las iniciativas de carácter editorial que han habido
en nuestro país; pero indudablemente, fuerza es destacarlo, el más ex-
traordinario esfuerzo en tal sentido es el realizado por CLAUDIO GAR-
CIA y Cía., La Editorial LA BOLSA DE LOS LIBROS, que lleva
ya impresos más de medio millón de volúmenes, correspondientes a edi-
YAMANDU RODRIGUEZ
1810
POEMA DRAMATICO EN TRES ACTOS
EL MILAGRO
Poema en un acto
Segunda Edición
OVIDIO FERNANDi
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CLAUDIO GARCIA y Cía. - Editores
Calle Sarandí, 441
Montevideo
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MONTEVIDEO
A OVIDIO FERNANDEZ RIOS
ACTO PRIMERO
La escena pasa en la Provincia de Córdoba, en una
estancia de don Fernán Medina Vega . El telón de foro
representa el campo. A la izquierda el fondo de tina
azotea antigua; con una puerta practicable a escena y
dos ventanas con rejas.
Entre el telón de foro y la azotea, espacio practi-
cable. Todas las bambalinas de la izquierda, follaje ;
dejando un espacio practicable entre el telón de foro y
la bambalina de último término. En el centro de la es-
cena un arriate hecho con azulejos y un aljibe.
Derecha e izquierda, la del público. Amanece du-
rante el desarrollo de las primeras escenas .
■
escena i
DON LAUDELINO. — CHAJA
Entran por el espacio practi-
cable de la derecha.
DON LAUDELINO ^
Asigún Don Fernán, tuitos los hombres
que nacimos aquí, no sernos criollos. . .
Parate, viá a llamar al padre León.
Chajá mira al cielo y silba
en aire de cifra.
EL MISMO
Si parece de Agosto la mañana. . .
CHAJA
Cantando.
Como bichitos de luz. . .
DON LAUDELINO
Llamando en la primera veti-
tana de la izqierda.
- 15 —
y A M A N D U
RODRIGUEZ
Padre. . . stá’maneciendo. . .
CHAJA
Cantando.
Relumbran las Tres Marías. . .
DON LAUDEUINO
Hablando con algien que es-
tá oculto.
Es el Chajá. . . sí. . . están matiando todos. . .
ya vienen Rudecindo y Pablo. . .
Entran los dos peones por el
mismo practicable de la derecha.
RUDECINDO
Buenos.
CHAJA
Buenos.
DON LAUDEbINO
Volviendo al centro de la es-
cena.
Y asigún él, tuitos nosotros
sernos hijos de España, ansina haigamos
crecido junto con el “sombra e toro’ . . .
Tuitos, lo mesmo vos, que éste y Matías.
— 16 —
18 10
CHAJA
Entonces, tata, yo también soy Godo?
0
PABLO
Ande viste españoles los chajases!
Signen entrando peones.
DON LAUDEUINO
Al Chajá
Vos, por nuevito, no sabes que sólo
J >ios, puede hacer y deshacer las patrias . . .
Vos, no sabes. . . en fin, cuando seas mozo
comprenderás de que naciste libre
por nacer en la tierra que da potros. . .
Abre el floriao camino de la cifra,
pa que galope el alma sin estorbos
Con el cuchillo de los totorales
afila espinas en los orgullosos
y quiere, m’hijo que los gauchos sean,
I «landos de corazón. . . duros de lomo!
pablo
No se olvido de cuasi nada el suelo!..
l,AUl>KI.!NO
Cuminutuk) hacia, la ventana
donde golpeara.
Sí, Pablo, sí. . . se olvidó de hacer flojos!. .
2
- 17 -
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
EEEUTERIO
Nos ha llamado el Padre, Don Eduardo,
sigún parece, quiere que muy pronto. . .
EAUDEMNO
Llamando.
¿Se durmió, Padre?
ELEUTERIO
Nos alcemos tuitos.
PABLO
Lindo pa los caranchos! De golosos
van a’letiar sobre las osamentas!
ESCENA II
LOS MISMOS. — FRAY LEON
FRAY LEON
Aparecerá en la puerta de 1®
izquierda al oir las últimas pa-
labras. Los peones se descubren
y lo rodean.
Los huesos de los libres son abono;
enriquecen la tierra y la preparan
para que llene el surco esa semilla
— 18 —
18 10
que arrojan las tormentas. . .
Muchachos : sale el Sol para nosotros.
El puma pronto batirá al león;
hombres, tacuaras, cimarrones, potros,
todo se apresta a la emancipación.
LAUDELINO
¿Somos mudhos los gauchos?
FRAY LEON
Hoy son pocos ;
l>ero quién mira el número ! El derecho
agranda el grupo que en la carga avanza ;
Un montonero es un centauro hecho
de un gaucho, de un caballo y de una lanza.
Muchachos: yo predico la cruzada
por la Patria y por Dios! A vuestro lado
lie de ser a la vez, cura y soldado;
la cruz y el sable llevaré conmigo!
Quiero dar mi consuelo al moribundo
y quiero dar mi pecho al enemigo. . .
\ .1 Ihicnos Aires vive emancipada;
Mayo, mes de laureles, la bendijo;
Vayamos a morir en la patriada!
\ 0 afari en la mitad de la jornada,
en el nombre de Dios el Crucifijo,
y en el nombre de América la espada.
pabeo
Mesmo, Padre León, mitos iremos
— 19 —
y A M A N D U
RODRIGUEZ
V
con don Eduardo y con Usté; de fijo
que cuando con los godos no topemos
quién es más fuerte al combatir sabremos,
si los contrarios, o la paisanada. . .
FRAY IyKON
España es un león . . . tiene un gran brillo
de serena altivez en la mirada!
uaudeuno
Yo he peliao al jaguar con mi cuchillo;
él era juerte, pero su colmillo
raleaba noche a noche mi majada.
ESCENA III
LOS MISMOS. — Luego MATIAS
UN PEON
Llega el indio. . .
MATIAS
Por fin, indio Matías;
(Entra ipor el practicable de
la izquierda. Trae en las ma-
nos un clarín y un haz de sa-
bles.
lie galopiao tres noches y tres días.
— 20 —
l
18 10
Pero, alléguense aquí...
El grupo se dirige hacia el
foro y mira si campo por el
‘practicable de la izquierda.
¿Ven la lomada?
FRAY LEON
Golpea en la ventana de la
izquierda.
Eduardo!. . Ya llegó.
EDUARDO
Dentro.
Voy al momento.
MATIAS
¿Distinguen? La bandera flota al viento;
e* gente goda... | <
LAUDELINO
Son dos escuadrones;
alcanzo a ver que llevan tres cañones. . . *
UN PEON
V relumbran los brutos, como espejos!
MATIAS
Marchan con rumbos a la sierra...
— 21 —
A
Y A tí A N D U
V
rodríguez
FRAY l,EON
Entonce
irán buscando una incorporación.
CHAJA
Tata, qué es un cañón ?
EAUDELINO
Es un cañón
como un ujero retobao de bronce,
que truena, m’hijo, y mata desde lejos!
ESCENA IV
LOS MISMOS, -h EDUARDO
EDUARDO
Entra por la puerta de la iz-
quierda; dirigiéndose a Matka.
Indio!. . Dios te bendiga!
El indio se arrodilla para re-
cibir su bendición.
Pero acércate
y lo que sepas cuéntanos ligero.
MATIAS
Ventié com’una virazón de muerte!
— 22 —
Parece que han toriao un avispero. . .
Padrino, don León, la cosa es juerte.
1 )icen que en el poblao ha’bido un grito
•para la libertó. . .
CHAJA
Lindo . . .
MATIAS
De suerte
que hasta los esterales cuajan criollos.
La indiada abandonó las tolderías.
1,03 hombres olvidaron sus quehaceres,
y no se quedan más que las mujeres
y los gurises en las rancherías . . .
EDUARDO
¿Y Julio?
MATIAS
Entusiasmao. ¡Pero habla lindo!
I íablándome de patria, yo, un salvaje,
me eché a llorar igual que un chiquilín. . .
FRAY lyEON
Qué nos mandó?
MATIAS
Un recuerdo de coraje!
y A M A N D U
RODRIGUEZ
UUDEL1NO
No lo necesitamos.
EDUARDO
Y qué más?
MATIAS
Diez sables, una carta y un clarín . . .
#
Entrega la carta a Eduardo.
Vocean los peones.
#
EDUARDO
A Laudelino.
Silencio !
Viejo, quiero que mi tío
ignore por ahora que nos vemos.
Cada cual al trabajo.
A Fray León.
Ven y leamos.
Por los espacios practicables
salen los peones recogiendo los
aperos y lazos.
18 10
ESCENA V
EDUARDO — FRAY LEON — MATIAS
EDUARDO
Leyendo.
Kduardo:
Ya no hay noche; sobre el inmenso llano
ha elevado su tea de fuego el Aconcagua.
Kl martillo del odio golpea en esa fragua
y se llenan de chispas el doctor y el paisano
Tengo una sola nube en la aurora del alma:
queda mi padre a solas con su altivez de Hispano.
Pero qué hacer! No puedo permanecer en calma
cuando la grey heroica se apresta a combatir. . .
Cabalgo en un fogoso redomón pampeano;
la espuela del ensueño mi potro acicatea;
I k*1 któ en la pelea
agua de porvenir.
Que mi mensaje sea un jubiloso hosanna!
Al fin el alma pudo ver la patria despierta!
Ya el primer entrevero y en la primera victoria
m bautizó con sangre la causa americana.
Kl valor podrá pronto florecer sin estorbos!
por eso ese clarín que ayer tocaba alerta,
va a enronquecer de gloria en una eterna diana;
MATIAS
Como hablándole al clarín
que conserva en la diestra.
Vas a ladrar ansina cuando muerdan los corvos!
— 25 —
Y A M A N D V R O D R I G U B Z
Hace sonar una nota estri-
dente.
FRAY LEON
Este bárbaro, Eduardo, nos pone en un apuro. . .
EDUARDO
Indio, exijo silencio!
FRAY LEON
Refiérese a la carta.
Quedamos en las dianas.
EDUARDO
Prosigue la lectura.
Le dirás a mi padre que con mis dos hermanas
se ponga hoy mismo en viaje, el pueblo es más seguro”.
\
ESCENA VI
LOS MISMOS. — ELENA
%
ELENA
Entra por la puerta de la iz-
quierda.
Tengo una clarinada vibrando en el oído !
— 26 —
Con asombro.
Están solos? Temía ver el patio invadido
por las caballerías de una hueste patriota . . .
Si supieras, Eduardo, qué miedos he tenido!
FRAY L,EON
*
Fue el indio. Por qué temes? Fernán oyó esa nota?
EEENA
Ya lo creo y el pobre se ha llenado de alarmas.
Ha de venir, sin duda. . .
Mirando las armas.
Por todas partes sables!
EDUARDO
León, vamos con Matías a guardar esas armas.
Salen Fray León y Matías por
el practicable de la derecha.
ESCENA VII
EDUARDO. — ELENA
EDUARDO
Al irse.
Tu hermano quiere que se vayan pronto !
y A M A N D U
RODRIGUEZ
Según parece el movimiento crece
y la esperanza de la patria aumenta.
ELENA
Esperanza sangrienta!
EDUARDO
Generosa esperanza !
Sale <por el practicable de la
derecha.
ESCENA VIII
TENIENTE ZORRILLA. — ELENA
ZORRILLA
Saliendo por la puerta de la
izquierda.
Algo ocurre sin duda?
ELENA
Sí ! Nos marchamos hoy.
zorrilla
Por fin, Elena!
ELENA
Esta quietud le cansa ?
— 28 —
ZORRILLA
(Y>mo he de fatigarme cuando estoy
junto a usted, que es rimero de bonanza?
No se ría de mí. . . Me creerá loco. . .
LLENA
Yo de las burlas nada amante soy:
onrío mucho, pero río poco. . .
zorrilla
Kh extraño en verdad; pero aquí siento
«'••i no el presentimiento
de que nos alejamos. ¿Me equivoco?
ELENA
(Veo que es un absurdo más.
ZORRILLA
Sí ; siento
que una angustia imposible de explicar
llena todo mi ser al ver a Eduardo. . .
Absurdo, si usted quiere, pero aguardo
enn ansia la señal de la partida!
Y A II A N D U
RODRIGUEZ
ESCENA IX
LOS MISMOS — DON FERNAN — MARGARA
Luego EDUARDO
DON FERNAN
Entrando con Margara por la
puerta de la izquierda.
Llegó carta?
Eduardo entra con la. carta
por el practicable de la derecha.
ELENA ^
La tiene Eduardo.
ED.UARDO
Sí!
Julio escribió y vine a darle cuenta.
Tío, ya se aproxima la tormenta
y será bien que no lo encuentre aquí. . .
MARGARA
Julio le pide que acelere el viaje?
Dios sabe si esta guerra será cruenta!
ELENA
Pero él lo quiere así!
ZORRILLA
Dice Julio en la carta si hubo encuentros?
18 10
EDUARDO
No hay ningún alba que no tenga rojos. . .
ZORRIUUA
El triunfo ha de haber sido de los nuestros?
EDUARDO
Con intención.
Sí, de los nuestros!
* EDEN A
Siento que toda mi alma está de hinojos.
Padre, debemos irnos porque aquí,
el tigre de la guerra
ha clavado en mis ojos
El fuego de sus ojos de rubí.
EDUARDO
Es necesario que se marche hoy mismo.
DON FERNAN
Pero, decid : qué mueve al montonero
a luchar contra el rey?
EDUARDO
El patriotismo.
— 31 —
y A M A N D U
R O D R I G U 1
ZORRILLA
La tropa castigando ese lirismo,
volverá a poner paz en esta tierra. . .
EDUARDO
Paz de sepulcro es paz que mueve a guerra!
Quien clava cruces siembra redenciones,
porque el derecho siempre resucita . . .
zorrilla
Salen a combatir por ilusiones!
4
DON* FERNAN
La gloria de Castilla no les basta?
EDUARDO
La gloria de Castilla les agita.
Es natural, señor, que estas naciones
sus derechos reclamen ...
No les debe extrañar a los leones
que los cachorros bramen!
ELENA
Llévate a padre hasta el jardín. Margara,
acaso allí distraiga su atención.
No lo ves? Es la eterna discusión,
cuña de encono que a los dos separa
y cada día los aleja más. . .
— 32 —
18 10
ZORRILLA
Padece un gran error el que compara !
Haremos acabar la insurrección.
ELENA
Si es la serenidad mi religión,
Dios, no querrá verme feliz jamás?
MARGARA
Padre : antes de marcharnos he pensado
que es una ingratitud no despedirnos
de ese jardín que tanto ha perfumado
las horas apacibles de la estancia
Allí estaremos en un mundo aparte;
lo va a desconocer ; para el que parte
las flores siempre cambian de fragancia.
Es su aroma cual una confidencia
v nos habla ese olor desconocido,
de las rosas que mueren en olvido,
y las rosas que nacen en la ausencia.
DON FERNAN
Bien, hija, vamos. . .
A Eduardo.
Cuide -el insurgente
con lo que hace ; si al buscar pendencia
olvida el nervio de la Hispana gente,
y lo que puede el brazo de la historia,
s — 33 —
i
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
un siglo y otro siglo, edificando
el templo del honor en la conciencia
de una raza valiente,
que Bailén les refresque la memoria!
EDUARDO
Bailén es la jornada de la gloria
en el camino de la independencia !
ELENA
Eduardo, por favor!.. Ruego prudencia...
Si el ambiente está lleno de rencores
evocarlos tan solo, es encenderlos.
EDUARDO
Pretenden estrujas viejos amores
y es mi deber tratar de defenderlos!
MARGARA
Busquemos el desquite de las flores!
DON FERNAN
¿Quieren que el viejo régimen termine?
Colegiales que expulsan al maestro
porque creyeron que lo saben todo!
Aquí no ha de morir jamás lo nuestro!
EDUARDO
Queremos el mañana, no el pasado. . .
— 34 —
18 10
DON FERNAN
Aunque lo americano predomine
no impedirá que el alma se ilumine
con aquel fuego que incendió las naves
de Hernán Cortés, ni que este gran soldado
llegue al templo del Sol con su mesnada,
y en oro azteca forje guarniciones
para la empuñadura de su espada.
EDUARDO
Y además . . .
DON FERNAN
Basta ya! Yo no transijo;
no hay en vuestra defensa más que agravios
y me asombra escucharlos de los labios
de quien se dice de Españoles hijo!
MARGARA
Padre, si Eduardo no pensó ofenderlo. . .
¿No recuerda su loco quijotismo?
Es preciso — en verdad — no conocerlo!
Si a los realistas alguien atacara
él los saldría a defender lo mismo. . .
9 Retirándose con Don Fernán.
Tiene la culpa el Sol: un espejismo
hace a mi primo imaginarse paria
y es natural que su alma visionaria
— 35 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
prenda sobre el penacho del lirismo
una cocarda revolucionaria!
Por el (practicable de la iz-
quierda salen don Fernán, Zo-
rrilla y Margara.
EDUARDO
Llaman enfermedad al patriotismo!
EvSCENA X
EDUADO Y ELENA
ELENA
Eduardo: yo también estoy enferma. . .
Eduardo : yo también me siento paria . . .
Soy corno tú, doliente y visionaria.
Una llanura que ha quedado yerma
y no tiene ni un árbol florecido
para que un ideal levante nido. . .
Laguna eternamente solitaria
en la que naufragó la fantasía
y sólo se salvó la pesadumbre. . .
Pues bajo la amenaza del olvido,
del boscaje de piedra de mi cumbre
hasta el último cóndor ha partido.
EDUARDO
Quieres que vuelva?
— 36 —
18 10
ELENA
En mi incertidumbre
sólo puedo añorar lo que se ha ido. . .
EDUARDO
Está en tu mano repoblar la cumbre;
haz de la voluntad como una estrella
para guiar al pájaro perdido;
verás cuando esa llama los alumbre,
que hasta el último cóndor vuelve al nido.
ELENA
Toda mi voluntad está al servicio
de este mundo de penas que la alumbra. . .
Soy una pobre flor de sacrificio
que se marchita en un jardín de bruma,
y es mi dolor como el cedrón, Eduardo,
que cuanto más lo estrujan más perfuma.
• EDUARDO
Asistirás a un sueño que se esfuma,
cuando todo el espíritu lo espera?
Y si mañana, Elena, la quimera
le pide cuentas a tu cobardía
de aquella flores que le diera un día
para tu corazón en Primavera?
ELENA
Yo no tengo la culpa, le diría. . .
— 37 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
EDUARDO
Y si mi vida, pálida viajera
por el país de la melancolía,
en mitad del camino te saliera?
ELENA
Yo no tengo la culpa, le diría. .
Tú me dejaste sola cuando era
necesidad en mí tu compañía . . .
EDUARDO
Ese señor Zorrilla!
ELENA
No le acuses. . .
Bien viste que el culpable fué el destino!
EDUARDO
Yo nada vi! Si me quedé sin luces
en la parte más bella del camino!
Sí; desde que a tu padre le convino
concertar tu noviazgo con Zorrilla,
me sorprendió la noche y sólo brilla
la estrella del rencor en mi destino.
ELENA
Que el sueño no termine en pesadilla !
Pobre viajera que perdió el bagaje
— 58 —
X
18 10
cuando recién se echaba a caminar,
llamo en tu pecho procurando calma.
EDUARDO
Para qué entrar si has de seguir el viaje
Será inhospitalario mi hospedaje. . .
Ya no tengo ni un leño en el hogar!
• ELENA
Es que cae tanta nieve sobre el alma!
EDUARDO
Pronto lucirá el Sol en tu paisaje. . .
ELENA
Me queda una gran sombra que pasar
y tengo miedo, tú no vas a estar
junto a mi corazón con tu idealismo!
El peso del mañana no te agobia?
EDUARDO
Mañana yo conoceré otra novia.
Y es tu rival el gesto, el grito, el verso.
Con ella el alma es rosa en el lirismo,
puma en el peñascal del heroísmo
y águila en los picachos del esfuerzo!
Todos los soñadores la soñamos,
todos los oprimidos la queremos,
todos los olvidados la esperamos.
% •
— 39 -
y A M A N D U
RODRIGUEZ
Y porque los anónimos tenemos
grabada allá en lo íntimo su estampa,
para adornar su frente, lograremos
con el crisol de las acciones grandes,
engarzar la esmeralda de la Pampa
en los garfios dé piedra de los Andes!
ESCENA XI
*
LOS MISMOS. — DON LAUDELINO
LAUDELINO
Entra por el practicable de la
izquierda.
Niña: el señor Zorrilla y el patrón
me dijeron que la haga dir pa allá. . .
Están ajuera en gran conversación.
EDUARDO
Viejo: vuelva a decirles que no va!
ELENA
Eduardo, debo ir. . .
EDUARDO
Tienes razón.
Para qué hacer luchar al corazón
cuando sabemos que sucumbirá!
18 10
LAUDEUINO
Si no se apuran, la revolución
no los va a dejar dir a la ciudá!
EDUARDO
Mire, en vez de volver, llame a León
y haga a los peones preparar ligero
la diligencia en que se va mi gente . . .
A qué horas llegarán! i
laudeuno
De juramente.
van a desensillar con el lucero. . .
Sale por el practicable de la
derecha.
ESCENA XII -
EDUARDO. — ELENA
Elena hace medio mutis.
EDUARDO
No te vayas aún, oye. . . querría
mirarte largo rato todavía. . .
Aprovechar que sufres a mi lado
y abrir una ventana en mi memoria
para mirar los dos hacia el pasado. . .
— 41 —
y A M A N D
U
R
O
D R 1 G U B Z
ELENA
Cuando a escondidas rece por tu gloria
yo estaré arrodillada en el pasa do.
EDUARDO
No te vayas aún, oye. . . querría
mirarte largo rato todavía.
Verte juntar las manos con tristeza,
y en ,a v 'ctoria de una confesión
conseguir que tu falta de entereza
pida perdones a mi corazón
ELENA
Vo le pido perdón por su tristeza,
yo le pido perdón !
EDUARDO
Va que eres cicatriz y he de llevarte
eternamente sobre mi alegría
No te vayas aún. Me gustaría
Por largo rato y con frialdad mirarte.
ELENA
Tiene un rayo de hielo tu mirada;
Eduardo: ¿No es bastante mi agonía?
EDUARDO
Y junto a la tristeza de pensar
— 42 —
18 10
en la separación... Ya ves... Querría
que de pronto, rompieras a llorar !
ESCENA XIII
ELENA. — EDUARDO. — FRAY LEON. — ZORRILLA
Elena llora en los brazos de
Fray León que entra ¡por el prac-
ticable de la derecha. Zorrilla
distingue el final de escena
anterior.
ZORRILLA
Mira a Eduardo mientras ha-
bla.
Pero es que llora Elena! Llora mi prometida!
FRAY LEON
Hija mía, tu lloro es un triste presagio
antes de la partida . . .
ELENA
Esa debilidad más que nadie deploro!
ZORRILLA
Pero ha llorado, Elena. . . La he visto sollozante!
ELENA
Todo pasó, mi amigo. No ve? Si ya no lloro!
— 43 —
J
Y A M A N D U RODRIGUEZ
ZORRILLA
Hago mías sus lágrimas. Mojo en ellas mi guante !
A quien quiera que fuera de ese llanto causante
su cobardía enrostro
y este cartel de odio le abofetee el rostro :
Digo que es mal caballero
y no merece el honor
de qe lo hiera mi acero.
Digo que es sólo un villano
que va mi mano a enlodar
si lo castiga mi mano.
* Y digo que es un cobarde
que correctivo reclama,
el hombre que en el quebranto
hizo que corriera el llanto
por el rostro de mi dama !
ELENA
Zorrilla, si no es nada! Fue causa de mi herida
pensar en cuántos pobres enterrarán su vida
en esa sepultura que dan en llamar guerra.
Vi madres en los ranchos Tmadres en la cabaña
perdida en la colina de una lejana tierra,
y senti conmoverse los grandes corazones,
de América y España!
FRAY LEON
Con fastidio.
No merecía el hecho el que fuera tratado
con palabra tan recia!
— 44 —
18 10
ZORRILLA
Señor, yo no hablo fuerte con la gente de iglesia
ELENA
I
Zorrilla, si su enojo lo motivó la necia
ternura de mi alma; si algo puede el llamado
de una mujer que sufre un tormento ignorado.
Si en su nobleza siempre consiguió mi temblor
una flor de clemencia . . . Como inmenso favor,
como una limosna, hoy reclamo esa flor!
zorrilla
Siempre acaté sus órdenes . . .
ELENA
Oiga sólo mi ruego :
retire esas ofensas; presiento que en su fuego
se quemarán mis alas... Por qué insultar, si Eduardo...
EDUARDO
Te equivocas, Elena! Yo no he sido insultado.
Si mi amigo Zorrilla, sólo muy ofuscado
pudo hablar de ese modo . . .
FRAY LEON
Con asombro.
— 45 —
V
Y A M A N D U RODRIGUEZ
EDUARDO
Hubo un error, mi prima, un error que comprendo,
aunque me ha sorprendido en un hombre educado!
Zorrilla, tan galante, te debe sus excusas
por haberte alustado. . .
A Zorrilla.
No es verdad que bien lejos de ser dos enemigos,
nosotros nos queremos como buenos amigos?
zorrilla
Cómo no serlo de hombre con tanta educación !
FRAY LEON
A Elena, con indignación.
Hija, uno nunca acaba de conocer los hombres !
EDUARDO
A Elena.
Ya ves, todo arreglado con mi buena intención;
de nada tengas miedo!..
FRAY LEON
Con sarcasmo.
Y de nada te asombres!
— 46 —
EDUARDO
Puedes irte tranquila a preparar tus cosas. . .
Ha pasado el ciclón . . .
Elena sale lentamente por la
puerta de la izquierda. León y
Zorrilla vuelven la espalda a
Eduardo.
ESCENA XIV
LOS MISMOS, menos ELENA
EDUARDO
A Zorrilla.
Señor: puede simular
y hasta debe sonreír,
el que en distinto lugar
cuando tocan a matar
se pone serio al herir. . .
Porque no es puesto en razón
el defender a una dama
y echar todo por la lengua,
cuando lo cortés no amengua
lo que anima el corazón . . .
Por su cartel insultante,
por aquel dulce quebranto
donde se formó en secreto
la nube de un desencanto,
por el odio de su reto,
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
por su palabra humillante,
por el secreto del llanto
por todo: recojo el guante!
FRAY LEON
Abrazando a Eduardo.
Discúlpame si en mi fuero
llegué hasta dudar de tí. . .
No adiviné que altanero
para dar paso al ibero,
ocultaste al guaraní.
A Zorrilla.
Señor, no ha pasado en vano
vuestra raza por aquí
Ya veis que dentro de sí
lleva cada americano,
un capitán castellano
y un cacique guaraní!
ESCENA XV
EOS MISMOS. — DON FENAN y MARGARA
DON FERNAN
Entrando a tiempo.
Nos dejásteis solos. Teniente Zorrilla?
— 48 —
18 10
MARGARA
Y Hiena?
ZORRILLA
En su cuarto.
DON FERNAN
No perdamos tiempo!
A ver si apresuras tu arreglo, chiquilla.
MARGARA
Pasando frente
Fray León.
Vaya una cara la de estos señores!
A León.
Si condecorara con flores tu sayo,
qué predicarías?
FRAY LEON
Un sermón florido.
MARGARA
Vengo fastidiada! Hoy me he convencido
de lo muy avaro que es el mes de mayo.
Nos regala hojas y se guarda flores. . .
Mal otoño espera a las mariposas í
Eduardo y
4
— 49 —
y A M A N D U
RODRIGUEZ
EDUARDO
Con intención.
Sin embargo, éste dará tantas rosas!
MARGARA
Pobre la que nazca! Si alguna se atreve,
para hacer que pague su curiosidad,
don Invierno trae guadañas de nieve. . .
Qué pena marcharnos ! . .
Sale por la puerta de la iz-
quierda.
ESCENA XVI
)
LOS MISMOS, menos MARGARA
ZORRILLA
Mientras pasea en segundo
término con don Fernán.
Con seguridad.
DON FERNAN
Y los oficiales?
ZORRILLA
Los hará el combate.
50 —
18 10
DON FERNAN
Creéis que ellos tengan un Empecinado?
zorrilla
Cuando por ser libre un pueblo se bate
siempre tiene un jefe: el general Patria.
Táctico difícil de ser derrotado...
DON FERNAN
Lo derrotaremos!
ZORRILLA
Contáis el aliado?
Se desborda el rio por negarnos vado;
se empina la sierra para que el escucha
nos haga imposible la menor sorpresa . . .
El viento porfía y hasta el monte lucha,
porque está con ellos la naturaleza.
DON FERNAN
Según me dijeron, esta madrugada
vieron los peones pasar gente armada.
Qué fuerzas serían?
zorrilla
No sé con certeza. .
Acaso se trate de alguna avanzada
la quien daré alcance.
- 51 —
— i
" T
Y A M A N D U RODRIGUEZ
DON FERNAN
Cómo? Vuestro intento
era acompañarnos, según mi entender. . .
ESCENA XVII
LOS MISMOS. — DON LAUDELINO
LAUDEUNO
Entrando por el practicable de
la derecha.
Patrón, cuando guste . . .
FRAY LEON
Llamando.
Elena, Margara!
DON FERNAN
A Zorrilla.
Si en eso pensábais hasta hace un momento!
ZORRILLA
Señor, al agrado se impone el deber!
Voy a incorporarme a mi regimiento.
- 52 —
18 10
ESCENA XVIII
LOS MISMOS. — ELENA y MARGARA
Estas entrarán ipor la
-de la izquierda. Vienen
con sombreros de viaje.
ELENA
Vaya a saber cuándo podremos volver!
MARGARA
A Laudelino.
Nos enemistamos, viejo, si en mi ausencia
su nieto destruye mi nido de hornero. . .
DON FERNAN
Saben que perderemos un buen compañero
de viaje?
MARGARA
No acierto. . .
ZORRILLA
No os dejaría. .
Las revoluciones traen estas desgracias.
Debo ir a reunirme con mi compañía.
MARGARA
Elena, sin duda, le dará las gracias
por la preferencia.
✓
puerta
tocadas
— 53 —
Y A M A N D U
R O D R I G U
A Elena.
Hermana, viajamos sin tu prometido!
DON FERNAN
Nada tan tedioso cual la travesía
que se hace a menudo . . . todo es conocido ;
no guarda ni un sólo secreto el paisaje
y toca más parte de monotonía
cuantos menos sean los que van en viaje. . .
ELENA
Dios haga monótono nuestro recorrido,
pues temo que alguna fuerza nos ataje.
DON FERNAN
Niña: los que atajan son los salteadores!
FRAY LEON
A Eduardo.
Nuestro tío esgrime muy bien el ultraje.
DON FERNAN
Sólo una gavilla de merodeadores
podría asaltarnos...
ZORRILLA
Gente es tan osada !
— 54 —
18 10
DON FERNAN
El que sin respeto por los bienhechores
prepara emboscadas,
y sale a camino contra sus mayores,
bien puede, hija mía, inspirar temores!
elena
Yo no digo que ellos cometan desmanes.
DON FERNAN
Cuando ciertas gentes urden asonadas
se hacen sospechosas la encrucijadas!
• FRAY LEON
A Eduardo.
Ya nos ves, hermano, hecho capitanes
de nuestra gavilla de merodeadores.
EDUARDO
Para Elena, al menos, somos luchadores. , .
Dejemos que el viejo crea gavilanes
a todas las águilas; por esos errores
vendrán los pamperos de gloria que tienen
rol de podadores y de sembradores. . .
Y con los pamperos las águilas vienen!
Se unen los grupos caminando
hacia el foro. Entran varios gau-
chos.
- 55 -
y A M A N D U
RODRIGUEZ
DON FERNAN
Eduardo : esta guerra inútil la hace
un pueblo que lucha entre dos amores;
un amor es viejo, otro apenas nace.
El del padre España, cuenta muchos años
y la madre América, unos pocos días . . .
Eduardo: no creo que mis desengaños
reaniméis haciendo obra esas teorías...
Cómo puede un hombre soportar que ladre
siempre en su conciencia
el remordimiento de una apostasía?
Qué hombre podría ir contra su padre?
EDUARDO
Contra quién, no importa. .. Yo sé que mi madre
acunó mi infancia con la cantinela
de la rebeldía. . .
Recuerdo que niño, muy niño,
solía
enredar mis dedos entre la melena
de íin león de América. . .
Luego tuve un día
mis predicadores de filosofía
en todas las voces del campo salvaje;
y como una turba que canta la santa
canción del coraje,
hoy llevo esas voces en el alma mía!
Bien venida seas turba de los libres
con olor a Selva y altivez de monte!
Por si descubría la turba que avanza
— 56 —
18 10
señor, treinta años miré al horizonte...
Hoy a su esperanza junto mi esperanza.
Hoy me voy contigo, turba de los libres
con olor a selva y altivez de monte!
DON FERNAN
Ir contra los tuyos! Digna acción! Muy digna!
Tienen mucho polvo los orgullos viejos!
Colocaos el poncho; tirad la casaca,
bien lejos... bien lejos!
A sus hijas.
Vamos.
Muy hermosa su actitud, amigo!
ELENA
Eduardo, hasta siempre!
DON FERNAN
Nada de saludos!
Saludar mis hijas a nuestro enemigo?
MARGARA
%
Padre ! . .
DON FERNAN
Al coche, niñas, llevamos retardo.
— 57 —
Y A M A N D
U R O D
EDUARDO •
*
Váyanse, que siempre quedaran conmigo.
Margara y Elena, mariposa y nardo!
Salen seguidas de Zorrilla.
escena XIX
DON FERNAN. - “ EDUAM> °
DON FERNAN
A Fray León.
Venios. . . Su raza le impone el castigo
de dejarle solo.
FRAY LEON
No está solo Eduardo:
yo siempre le sigo.
Mis ovejas tienen en su fe un abrigo;
sus halcones tienen en mi fe un resguardo.
DON FERNAN
Hoy vais a seguirle?
FRAY LEON
Yo siempre le sigo;
somos ala y ala de una misma ave
— 58 -
18 10
en la hora buena y en la hora grave
espina y espina de un mismo cardo. . .
DON FERNAN
Si no tiene patria!. . Vos fuisteis testigo
de que lleva rumbos hacia el desencanto!
FRAY LEON
Yo siempre le sigo!
DON FERNAN
Sin la gloria vieja es como un mendigo!
FRAY LEON
Un mendigo santo!
En ese sendero — Señor — le bendigo !
En ese sendero, señor, no le sigo . . .
Si busca una patria yo me le adelanto!
*
ESCENA XX
LOS MISMOS. — CHAJA
Entra por el practicable de la
derecha. Habla parfc el campo
por el practicable de la izquier-
da.
CHAJA
Tiene el caballo pronto, Don Teniente. . .
59 -
DON FERNAN
Bien! Don Laudelino, cuidaréis de todo
y si queréis iros, idos en malhora!
LAUDELINO
A Eduardo.
Niño, yo me iría.
EDUARDO
Quédese, aún no es hora.
Aún no se precisan las melenas blancas. . .
DON FERNAN
Cuidarán mis bienes, perros con carlancas!
A Eduardo y León.
Idos en malhora ! . . Os quise del lado
de los que mantienen el ritual sagrado
de las tradiciones . . . -
Es el padrenuestro de las comuniones
con la sangre heroica del antepasado. . .
Es el madrigal que hemos escuchado
de la dulce abuela, cuando nos decía,
que en su juventud,
aún no había muerto la galantería...
Es aquel mandoble mellado de gloria
que padre miraba, mientras repetía,
lo que ya sabíamos todos de memoria :
18 10
Un Medina Vega lo esgrimió en Pavía!
Ya véis; la familia con sus trovadores
con sus caballeros llenos de hidalguía. . .
Seréis desertores!... Cruzad los desiertos
sin oir la cita de todos los muertos!
Quedáos uno y otro con olor a selva!
Sale por el practicable de la
derecha.
ESCENA XXI
LOS MISMOS, menos DON FERNAN
Entran más peones.
FRAY LEON
¿Dónde está Matías?
PABLO
V
Indio!
MATIAS
Desde adentro.
Ordene, Padre!
FRAY LEON
Reparte los sables!
Pronto el tintineo de las nazarenas
— 61 —
y A M A N D U
RODRIGUEZ
va a alegrar el tedio de las serranías . . .
Al ver a Eduardo cabizbajo
y alejado del grupo.
Hermano, qué es eso? Yo no quiero penas. . .
Estar triste cuando con las alegrías
la partida gaucha va a poner verbenas
en las rudas crines de los redomones !
Entra Matías, entrega un sa-
ble a Eduardo y otro a Fray
León.
EDUARDO
Cómo envidio, hermano, esa alma que pones
en tus risas buenas. . .
Desde mi marasmo
quisiera seguirte. . .
FRAY LEON
Hoy me receté vino de entusiasmo
para ver si olvido que debes batirte.
EDUARDO
Me roban a Elena! He ahí mi duelo.
Cuando todos tienen luces de alborada,
soy como una tarde, yo no tengo nada. . .
Y el que nada pierde, nunca fué cobarde!
FRAY LEON
La tarde da flores al llegar Estío. . .
— 62 —
18 10
EDUARDO
Sin Elena el alma quedó abandonada.
El odio es un huésped mejor que el hastio!
Más que a los chacales, tenjo a la nevada,
déjame que llene con odio el vacío!
ESCENA XXII
LOS MISMOS. — ZORRILLA
Que vuelve por el practicable
de la izquierda. Se oye el casca-
beleo de la diligencia que partCi
ZORRILLA
A Eduardo.
Señor : el desafío me aleja de mi amada,
y esa ausencia la agrego a mis rencores. . .
EDUARDO
Para mí, los rencores son amores;
tiene alma de mujer una estocada.
zorrilla
Vengo por ella. . .
EDUARDO
A Fray L,e6n.
Déjanos, hermano. . .
— 63 —
y A M A N D U
RODRIGUEZ
Fray León se retira hacia «1
foro donde los peones forman
gn«p.
Es que ignoráis 3”;; lo do lo odiada
y lo f&tal cj^ e p ara nl j destino
ha sido muestra vida?
ZORRIEUA
e-
Presiento mucho; pero no sé nada!
La verdad?
EDUARDO
Siempre os será ocultada!
Basta de charla!. . Debe hablar la espada!
Toca a las anuas el jugar su rol. . .
El sitio es bueno?
zorrieua
Os da el sol de frente.
EDUARDO
Si muero moriré de frente al sol. . .
Mano a la espada!
Sacan a relucir las armas.
FRAY EEON
Interponiéndose.
Alto!
18 10
ZORRILLA
Señor cura, no os necesitamos todavía.
FRAY LEON
Arriesgan ambos lo que no es de ustedes.
zorrilla
Más arriesga quien hace impertinencias!
EDUARDO
Hermano, por favor, por qué intercedes?
Mi dignidad, mi honor, toda mi herencia
debo reivindicar con brazo fuerte!
FRAY LEON
Alguien que debe ser obedecida,
ordena se termine esta pendencia.
EDUARDO
Nada mas que el honor niítnda en mi vida!
ZORRILLA
Nada mas que el honor manda en| mi muerte!
FRAY LEON
I f na vida es del rey.
Lft otra de la Patria. . .
Míos deciden hoy de vuestra suerte!
* — 65 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
Ellos están encima de esa ley
que los manda matar por una ofensa.
ZORRILLA
Mi Rey quiere a los hombres de vergüenza !
EDUARDO
La libertad no es madre de humillados!
FRAY LEON
Ambos deben luchar como soldados
y bien pueden morir cual caballeros.
Pronto el aliento de los entreveros
pasará por los campos asolados . . .
A Zorrilla,
Vos defendéis el trono. . .
Señalando a Eduardo.
Esje se bate
por conquistar independientes fueros ;
El combate del trono y los pamperos
puso a los dos en bien opuestos lados.
ZORRILLA
No vine a discutir!
FRAY LEON
Alimentados
— 66 —
18 10
con el fuego interior, vuestros enconos
se repliegan no más. . . No se avasalla
el valor de los hombres con la espera !
Y cuando los ejércitos en lucha
se alinien frente a frente, en ese instante
en que latir el corazón se escucha,
porque parece que hasta el viento calla
por respeto al dolor de la batalla ;
cuando tengan dos pueblos por testigos;
cuando para avanzar los escuadrones
esperan la señal de los clarines ;
cierren espuelas a sus redomones
y el choque haga crujir los corvejones!
Para todos serán dos enemigos;
para ustedes serán dos paladines. . .
Esto, señores es, en mi concepto
lo que hacen los grandes corazones!
zorrilla
Aceptáis vos?
A Eduardo,
EDUARDO
Pues bien, señor: acepto.
Guardan las armas. Se salu-
dan ambos. Zorrilla se retira len-
tamente por el foro.
MATIAS
A Fray León.
Padre: se va no más?
— 67 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
PABLO
Vamos Matías
y entre los dos lo hacemos prisionero.
EDUARDO
Adelantándose amenazante; a
los ipeones.
Debe sernos sagrado; y :al primero
que se mueva, lo mato,
para hacerle pagar su felonía!
ZORRILLA
Desde el foro se vuelve y di-
rígese a Eduardo.
Tener tal enemigo es honra mía!
FRAY LEON
Veis, señor, que es verdad lo que os decía?
Contadle a nuestro tío que en las selvas,
quedan gentiles hombres todavía ! . .
TELON
— 68 —
ACTO SEGUNDO
Sala de la Epoca en casa de Don Fernán Medina
Vega. Ciudad de Córdoba.
Es de noche. A la derecha dos puertas practica ■
bles. A la izquierda, en segundo término una puerta
practicable. En el foro dos ventanas ; la de la izquierda
( con reja) practicable, por ella se ve una calle. En un
testero un retrato de Fernando VII. En el centro del
foro un altar, una hornacina con una virgen. Mesas
sillones y sillas de la época. Una araña con velas.
— 69 —
ESCENA I
ELENA. — RUIBAL. — ÑUÑO AGUERRE. — MARGARA.
OFICIALES ESPAÑOLES. — DAMAS DE LA EPOCA
DAMA PRIMERA
Don Fernán ha salido?
ELENA
A casa del Oidor,
por nada de este mundo dejará su partida
de tresillo; no vuelve hasta el toque de queda.
MARGARA
La jugada sin duda será muy divertida;
yo quisiera, señora, Aprender a la rueda
cuando aparece alguna novedad militar.
Si la noticia es buena, juramentos. . . Abrazos. . .
El Oidor viva a España con su ronco vocear.
Padre ya se imagina preparando los lazos
con los que ha de colgar
a aquellos dos salvajes que fueron sus sobrinos,
— 71 -
y A M A N D U
R O D R I G U
para que el escarmiento cunda por todo el suelo;
y el cura quiere ediar las campanas a vuelo. . .
ELENA
/
Juegas con lo que es causa de tanto sinsabor!
MARGARA
Si la noticia es mala? Entonces hay un traidor!
La discusión empieza por ser amargo duelo;
sobran golpes de puño, faltan buenas razones,
cruzan nombres de Jefes sin Patria y sin honor
y es fatal; se pelean; Padre, Cura y Oidor. . .
ELENA
Hermana, desapruebo tus burlas.
MARGARA
Es mi anhelo
hacer que la alegría
nos haga compañía!
No olvides que es de fiesta para todos, tu día.
DAMA PRIMERA
Y que está sólo contra muchos meses > de duelo.
MILITAR
Luego, Elena, en lo dicho no pudo haber agravio.
La burla, se perfuma de amores en el labio
de gentil burladora. Si es de tormenta el cielo,
— 72 —
!
18 10
Margara, que sonríe sobre todas las cosas,
debe esos nubarrones constelar de sonrisas. . .
MARGARA
Aunque el ramo lo forman flores artificiales;
porque esas flores tienen apariencias de rosas,
pongo en él los claveles del aire de mis risas
v te lo ofrezco, hermana. . .
DAMA TERCERA
Y Zorrilla está ausente cuando usted cumple años?
Novias de militares no pueden ser celosas.
A Zorrilla le espera una noche de hastío
en la guardia, tarea muy poco divertida.
DAMA PRIMERA
Dicen que le trajeron a curar de una herida
que recibió en el pecho?
RUI BAL
Grave herida, en verdad
lo ha tenido dos meses sin moverse del lecho. . .
ELENA
*
Mientras se restablece, los jefes ordenaron
que Zorrilla comande tropas en la ciudad.
— 73 —
Y A M A N D U RODRIGUEZ
DAMA PRIMERA
Fantasías de guerra, de las que no me fío,
vistieron ese hecho con extraño atavio,
y mil cuentos curiosos entonces se contaron;
recuerdo me dijeron
que a su novio lo hirieron
en un caballeresco desafío.
MARGARA
Y esas voces, señora, no mintieron.
DAMA PRIMERA
Con impaciencia ansio
conocer tal proeza de un oficial de España
hoy que la desventura de la guerra, acompaña
el valor de esa tropa sangrante de reveses.
AGUERRE 1
El Alférez podría
contarla con detalles . . .
EEENA
Su recuerdo me daña.
Evocar la amargura es vivirla dos veces.
«i
RUI B AI,
En su honor bien quisiera relatar esa hazaña;
— 74 —
18 10
MARGARA
Mi capricho reclama de su galantería
un amable permiso: quiero ser narradora
de ese lance que supo en la nuestra campaña
resucitar los tiempos de la caballería.
RUI bal
Le concedo encantado de escuchar el romance,
pues tal será sin duda el relato del lance
rimado con la gracia sutil de su poesía.
ESCENA II
LOS MISMOS, Luego JULIO
MARGARA
Sobre el campo amanecía . . .
Las tropas en formación
viven, mientras llega el día,
ese in^inte de emoción,
en que a los labios asoma
como bíblica paloma
de paz, el Ave María. . .
De pronto, sobre los labios, el rezo
quedó vibrando
cortado por el amén de un clarín.
Pasa el toque como un beso
que fuera frente por frente
— 75 -
V ^
Y A M A N D U R O D R I G
J
*
toda !a tropa besando;
noca de atención, valiente.
Aguja de oro que pasa,
por los pechos, hilvanando
la voluntad de comando
en el pendón de la raza.
Entra Julio.
Y la raza estuvo allí como en sus mejores días.
Cada ejército orgulloso
ve salir su paladín.
Oueda en silencio el clarín,
y empieza entonce el combate,
Zorrilla, altivo, se bate
porque al riego de la hazaña
el Santo nombre de España
siga floreciendo gloria.
Se obstina en callar la historia
quién era el otro campeón;
pero con admiración
por su fuerte corazón
hasta la tropa real le acompaña.
Fué Roland de la maraña
Juan sin nombre que soñó
en el huracán. Llevó
a la lucha esa esperanza
eternal de la pradera,
y como bravo, encontró
en el tonco de la estirpe,
madera
para su lanza.
U E Z
%
— 76 —
18 10
Y así la Gloria los vió
al elnpezar ese día
en relieve de hidalguía
sobre el frontis de la aurora.
Y la estirpe tiunfadora
puso en aquellos rivales
ese milagro de astrales
brillazones que chispean
si las pasiones golpean
en el metal de las almas.
Luz que la raza encendió
en la noche del pasado,
para alumbrar su destino;
sacro fuego alimentado
por todos los que han quedado
desde entonce en el camino.
Astro que los nubarrones
pueden el paso ocultar
como ocultan los carbones
al diamante.
Pero vuelve rutilante
otra vez a fulgurar
después de los aquilones . . .
Como las constelaciones
de su eterno lagrimear.
julio
Parece que en I09 patriotas
hay hombres de corazón.
RUI bal
Es verdad que nadie ignora!
— 77 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
dama tercera
Julio, y el otro oficial?
JULIO
Nadie conoce, señora.
DAMA PRIMERA
El nombre de ese rebelde
Zorrilla no ha de ignorar.
marcara
Pero lo quiere ocultar
y se niega con calor
ese nombre a pronunciar.
julio
Un rebelde prisionero
me dijo que el adversario
es un joven* guerrillero
temerario
y soñador;
dicen que tiene una herida
que nunca cierra, de suerte
que cuando lucha se advierte
que es un condenado a vida
pues no lo quiere la muerte. . .
Las damas se levantan.
— 78 —
18 10
ELENA
Tan pronto nos dejan?
RUI bal
Ya es la hora de partir.
DAMA SEGUNDA
Siento hondamente el dejar
a tan amable reunión...
El grupo se retira por la puer-
ta de la izquierda.
ELENA
Los vamos a acompañar.
RUI BAL
Se queda?
A Ñuño Aguerre.
\
JULIO
La dispersión
deja este amigo a mi lado.
aguerre
Sí. Me resisto a marchar
todavía. . .
Sale el militar por la puerta
de la izquierda.
— 79 —
Y A M A N D U
ROD.RIGUEZ
JUUO
Que me esperen, allá iré sin retardo.
Sale Aguerre por la puerta de
te izquierda.
ESCENA IV
JULIO. — ELENA. — MARGARA
JUUO
A Elena y Margara que en-
tran por la izquierda.
Esta noche Eduardo entrará en la Plaza.
ELENA
Eduardo?. . Y no sabe que el peligro suele
hacer centinela
sobre las almenas llenas de amenazas?
Ignora que es dueño de la Ciudadela
y todas las noches sale con la muerte
para hacer su ronda?
MARGARA
A tantas preguntas, Eduardo responda;
ginete en el negro potro de la audacia
es como he soñado a mi caballero . . .
— 80 —
18 10
ESCENA III
JULIO. — AGUERRE
AGUERRE
Julio, en el Comité
esta noche esperamos papeles de importancia;
el General en Jefe encargó su custodia
al Capitán Medina.
julio
Entonces viene Eduardo?
AGUERRE
Si ha logrado burlar toda la vigilancia
que en la plaza se ejerce, pronto ha de estar acá.
juuo
Con ansiedad lo aguardo.
AGUERRE
Sabes que si lo ven, tu primo perderá
algo más que la vida?
JULIO
Mi casa, es para él un seguro resguardo.
AGUERRE
Quedamos en que tú, nos llevas enseguida
los pliegos. . . é
81 —
rodríguez
Y A M A N D V
JULIO
Quieres que se esconda?
ELENA
Acaso yo misma, sé bien lo que quiero?
Temo una desdicha . . .
julio
Vivir sin la gracia
santa del temor, esa es la desgracia.
'No tener ni una cita con la sombra,
ser ala sin vértigo, caudal sin aludes;
esa es la desgracia. Por eso me asombra
encontrar que tiemblas cuando nadie tiembla.
Quien viene de parte de las multitudes
de la patria, tiene un ángel custodio
para que lo guarde
de las tentaciones de la cobardía.
Que el mayor peligro hoy, es ser cobarde!
— ESCENA V
LOS MISMOS. — MATIAS, afuera. — Luego EDUARDO
Por la ventana de la izquierda
se ve a Matías.
MARGARA
Cállate son ellos ; míralo a Matías . h
— 82 —
18 10
julio
Voy a abrir. . .
ELENA
Cerremos pronto esa ventana. . .
. julio
A Eduardo que entra por la
puerta de la izquierda.
Hermano en la patria, bienvenido seas !
Entras como una gloriosa mañana
ungida con sano sabor de peleas. . .
MARGARA
Todos te reciben como si una diana
sonando, en el pecho se entrara contigo. . .
9
EDUARDO
Sólo Elena calla . . .
ELENA
Yo también bendigo
tu arribo a esta casa. Junto con mi hermana
abrí la ventana
para que la aurora se entrara y aleve
sentí que en el alma al par que la aurora
se entraron algunos capullos de nieve. . .
— 83 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
EDUARDO
Siempre nieve y frío!
'JULIO
Entrégame el pliego para que lo lleve.
EDUARDO
Quedo aquí esperando la contestación.
julio
Volveré enseguida. . . Háblales de guerra;
diles como sientes que tiene la tierra
un gran corazón
latiendo en el rítmico compás de la carga
Cuéntales de cómo sabe el cimarrón
pelear cuando suena brutal la descarga.
LLENA
Julio, no demores. . .
EDUARDO
Te espero hasta el día.
julio
A Margara.
Cuidarás la puerta por si padre llega.
Sale /por la izquierda.
- 84 —
18 10
„ ESCENA VI
LOS MISMOS. — Menos JULIO
MARGARA
!\. otra inquietud...
EDUARDO
Y es melancolía
para d caminante que llega abatido,
y encuentra que un nuevo peligro le niega,
tibieza de nido. . .
Porque vino un viento cargado de olvido
y apagó las ascuas del hogar un día
ELENA
A pesar de todo eres bienvenido;
nosotras tenemos agua de hidalguía
para el caminante que llega abatido.
MARGARA
Y León, guerrea?
EDUARDO
Y dice sermones.
Da tantos sablazos como absoluciones;
con sable y sotana entra en la pelea.
ELENA
Quedó con la tropa?
• ✓
Y A * M A N D U
RODRIGUEZ
EDUARDO
No quiso ; ha venido
buscando su parte en esta aventura. . .
A veces se olvida de llevar al cura
a las malandanzas que sufre el soldado.
ELENA
Quién te ha acompañado?
EDUARDO
Todo el escuadrón
fuera de murallas se quedó emboscado.
Ocultos me esperan en las callejuelas
de las cercanías,
León y Matías. . .
MARGARA
Yo también mi primo, te haré centinela . . .*
Sale por la izquierda.
ESCENA VII
EDUARDO. — ELENA
EDUARDO
Elena: pude pasar
junto con la caravana
a la vista del aduar,
— 86 —
\ «
18 10
pero al llegar hasta aquí,
me detuve a descansar.
Y al sentir cerca de mí
el recuerdo y el hechizo
de una novia que perdí,
vengo a pedirte permiso
para ponerme a soñar
junto a tí. . .
ELENA
Soñar ! . . Si la fantasía
se enfermó de lejanía
porque sabe mi ternura
que en los combates procura
olvidarme por la muerte
el más gentil y más fuerte
paladín que yo tenía. . .
EDUARDO
Busquemos contra lo aciago
asilo en la fantasía;
yo quiero ser tu Rey Mago,
y te traigo del olvido
una diadema de gloria •
donde brillan como ascuas
diez rubíes encendidos
para tu noche de pascuas . . .
ELENA
Rey Mago que vas de paso
— 87 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
con tu fantasmagoría!
Para qué mi palidez
constelar de pedrería
si has de marcharte después !
Si apenas tu lejanía
me deje sin el halago
de la fantasmagoría,
como un malhechor lo aciago
ha de venir otra vez
para robarme, Rey Mago,
tu collar de pedrería!
EDUARDO
Traigo tal sed de soñar!
ELENA
Mi cántaro de amargura
es de ingrato paladar
pues sabe a melancolía.
EDUARDO
Ven! Vamos a edificar
nuestro palacio en la altura
serena de la utopía,
el mismo que derribó
el viento de desventura
que a los dos nos separó . . .
Ven, compañera, procura
olvidar, haz como yo,
junta tu afán a mi afán
- 88 -
18 10
y nuestras almas tendrán
su palacio de un instante,
catedral de la ventura
alucinante
donde siempre rezarán . . .
Soñemos ya que más tarde
he de seguir mi carrera.
ELENA
Temo sentirme cobarde!
Cuando acabe la quimera,
nuestras almas dejarán
el ensoñado castillo,
y hacia dónde marcharán?
EDUARDO
Yo seré tu lazarillo...
Iremos por los .senderos
que llevan a la niñez.
Volveremos a través
de los campos familiares
a ser novios otra vez . . .
Ven ! Tu mano en los telares
del recuerdo romancesco,
vuelva a manejar la aguja
y al compás de mis cantares
trace el sutil arabesco
del idilio, que dibuja
la intimidad con las brujas
paletas crepusculares!
Ven!. . El ayer resucita. . .
— 89 —
Y A M A N D U RODRIGUEZ
ELENA
Nunca lo vi agonizar.
EDUARDO
En la ansiedad de la cita
nos queda una margarita
de amores por deshojar. . .
Vamos juntos a llevar
al molino del destino
la cosecha de alegría
que supimos cosechar
en un alto del camino;
y el trigal de la ternura
nos dará la levadura
del sueño de cada día.
Ya que pronto en la amargura
habremos de naufragar,
ven, con agua de ventura
yo me quiero persignar
en tu frente, amada mía!
ESCENA VIII
LOS MISMOS. — MARGARA
MARGARA
Entra por k. izquierda.
Entra en el escritorio. . .
— 90 -
18 10
EL, EN A
Llegó?
margara
Cuando
me vine para acá se despedía
del cura y hacia aquí se dirigía.
elena
Ligero, Eduardo, pues no ha de tardar.
EDUARDO
Mas si el indio Matías desde afuera
se pone en las ventanas a golpear
como lo convinimos ? . .
ELENA
Entra !
Eduardo entra en la segunda
puerta de la derecha.
MARGARA
Silencio !
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
ESCENA IX
MARGARA. — ELENA. — DON FERNAN que entra por la
puerta de la izquierda. Viene cubierto
ELENA
Padre, ya ha terminado esa partida?
DON FERNAN
Dejadme, hijas. . .
MARGARA
Pero qué le pasa?
DON FERNAN
Imposible!.. La tropa está vendida
al oro del rebelde. . .
ELENA
Oro, el patriota ?
MARGARA
Acuñarán el oro del poniente. . .
DON FERNAN
Sí, señoritas; todo lo denota;
El aire está infestado de insurgente
<al parecer, de cada sombra brota
un oído enemigo, y lo más grave
— 92 —
18 10
es que en todos los sitios puede estar,
es que todos podemos ocultar
un salteador . . .
Margara
En fin : que no se sabe
si uno alberga un patriota en el hogar. . .
DON FERNAN
Sí, pero es necesario que esto acabe!
Una plaza española no ha de estar
vendida a ese invisible
Comité endemoniado!
Se dirige hacia el escritorio
MARGARA
Elena !
EEENA
Tomándolo por un brazo.
Padre. . .
Venga usted para acá; nos ha dejado
tan llenas de ansiedad ! Aún no ha contado
la causa de su enojo.
Es tan sensible
verlo siempre enojado!
i
RODRIGUEZ
y A M A N D U
y
ESCENA X
LOS MISMOS. — JULIO
DON FERNAN
A Julio que entra por la iz-
quierda.
Decid: no habéis notado
movimiento de tropa?
julio
Sí, qué pasa?
DON FERNAN
Estamos sobre aviso, hay en la plaza
un mensajero revolucionario.
ELENA
Padre, está lleno de preocupaciones.
DON FERNAN
Se han adoptado muchas precauciones.
ELENA
Sin duda hay un error.
DON FERNAN
Es necesario
— 94 —
18 10
hacer un escarmiento; así concluye
la serie de vandálicos malones.
MARGARA
Elena dice bien, gente que huye
no puede acometer lo que supone
ser empresa de tanta valentía.
DON FERNAN
Hay que sembrar el cáñamo, hija mía.
EEENA
Padre, no diga eso y no se olvide
que a sus sobrinos condenar podría.
DON FERNAN
Yo no tengo sobrinos!
juuo
Y Eduardo y Fray León?
DON FERNAN
Los desconozco!
Valiente oficialillo el capitán
don Eduardo Medina con su alarde
de romancero revolucionario.
juuo
Nos va a decir usted que es un cobarde?
— 95 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
DON FERNAN
Será todo un heroico ganapán,
un héroe ribeteado en perdulario
a quien espera un fin...
JULIO
O a quien espera
el pedestal de gloria de un calvario.
MARGARA
Hoy no se acuesta usted ?
DON FERNAN
Y el señor Cura
que va tras la haraposa montonera
en prédica patriota?
Cuando cae sobre el polvo de la ruta
la lluvia pertinaz del desaliento,
con manchas en la sacra vestidura,
parecerá romántica figura
escapada de un libro de Cervantes,
pero en caricatura . . .
A Margara.
Vamos, niña. . .
MARGARA
Sabe con su acritud lo que demuestra ?
18 10
Se lo voy a decir aunque me riña :
que los quiere a los dos igual que antes.
Salen ambos por primera de-
recha.
0
ESCENA XI
JULIO. — ELENA. — EDUARDO
JULIO
A Eduardo.
Eduardo: son preciosos los instantes,
toma los pliegos. A otro le diría
valor, a ti, prudencia...
EDUARDO
Tengo que agradecerte la elocuencia
con que hace unos momentos defendías
de quien quiso decir eran cobardes,
a un Cura Capitán algunos días
y a un Capitán que es Cura algunas tardes.
Golpeen en la ventana.
ELENA
Es un toque de alarma . . .
7
- 97 -
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
EDUARDO
Voy, Matías. . .
MATIAS
Desde adentro.
El diablo se ha soltao, mire padrino
que nos veremos mal si no se apura ! . .
EDUARDO
Yo libro mi destino
a la buena de Dios.
ELENA
Por el camino,
la patria ha de amparar al peregrino
con su buena ventura . . .
MATIAS
Patrón, vamos, la noche es muy oscura!
ELENA
Que la estrella del bien guíe tus pasos
por senderos de gloria.
EDUARDO
Adiós. . . Hasta que quiera la victoria
permitirme que deje el torbellino
- 98 —
18 10
por la meditación de los ribazos. . .
Sale por la izquierda.
ESCENA XII
LOS MISMOS, menos EDUARDO
JUUO
Ese dia está próximo, mi 'hermana.
Siempre tras los ocasos
hay el alumbramiento de una mañana.
En estas largas noches del desvelo
cincelando los oros interiores
a burilar un astro me consagro. . .
Quiero tener por guia sus fulgores
cuando al final de la contienda homérica
nos conduzca al palenque del milagro
donde nació nuestra señora América...
ESCENA XIII
LOS MISMOS. — EDUARDO. (En la ventana)
EDUARDO
Ya que es preciso marchar
pobre amada, en el joyel
de tus manos abaciales
— 99 —
y
u
R o D R I G V
A M A N D
su tesoro de ideales
quiere mi frente dejar . . .
Son alondras que han nacido
en un sauce de mi predio;
para salvarlas del tedio
mi amor te las ha traído. . .
Mientras las vengo a buscar,
alisa con tu ternura
su deslucido plumaje.
En tu lírico lenguaje
enséñalas a cantar;
guárdalas de lo vulgar;
defiéndelas del olvido
hasta que echen el plumón,
que estando en tu corazón
ya no podrán extrañar
la tibieza de su nido. . .
Se va a tiempo.
ESCENA XIV
JULIO. — ELENA
ELENA
El amor se iba, tuve miedo, hermano
de que me dejara siempre de su mano.
Sin él no daría jamás con la huella
que lleva a la dulce Belén presentida . . .
Y el sueño, hecho labio,
— 100 —
18 10
apagó un resabio,
encendió una estrella
y fué todo lumbre en la despedida. . .
JULIO
Por qué no quisiste mostrarme tu herida?
No hubieras estado sola en el desvelo
9
ELENA
Es tan doloroso ser incomprendida!
julio
Mi rudeza pudo conjurar tu llanto,
y al pasar la ronda de tu desconsuelo
nos repartiríamos el mismo quebranto,
y el mismo vendaje, y el mismo pañuelo.
ELENA
Hermano, que vienes en darme consuelo
y en las manos traes vaivenes de cuna,
cuentos de la infancia y rayos de luna. . .
Oyeme: mis pájaros alzaban el vuelo.
Sin alas y cantos quedaba el solar,
trazaron un signo de adiós en mi cielo,
iban me a dejar. . .
Vi que si tardaban mucho en regresar
acaso hallarían el alero en ruinas;
como eran las últimas de mis golondrinas,
hermano,
— 101
Y
A M A N D U
RODRIGUEZ
mi mano,
no quiso esta noche dejarlas volar.
julio
Te engañas ; s ti* predio no estará en escombro,
mientras lo visite durante la ausencia
el 'huésped amable de una confidencia. . .
Mientras la, pupila) dé nido a un asombro,
la cabeza puede posarse en el hombro,
de un buen compañero lleno de indulgencia,
y; los, ojos vueltos hacia lo) interior
sigan por las sendas de un reino mejor;
sangren en el terco block del pesimismo
y a pesar de todo, esperen lo mismo,
porque entre >el dolor
gracias al amor
salvaron un áureo filón de idealismo. . .
ELENA
Quise de las burlas preservar mi culto . . .
julio
Habíame, pues quiero ser tu confesor;
hay en mi aspereza un lírico oculto,
otro yo que 1 supo nacer 'Soñador . . .
No lo reconoce la vulgaridad;
sale en los insomnios; canta en los delirios,.
un yo que cultiva absurdos y lirios
allá en/ los jardines de, la intimidad.
102 —
18 10
El* EN A
Pasó en el lejano pais de la infancia,
como tantas otras, juntas dj una ciudad
de novela... Caitfo, Bizancio, Bagdad,
elevó su tienda la imaginación,
la tienda tenía una. puerta abierta
hacia el panorama! de la sensación.
El alma solía salir a esa puerta
a esperar el paso] del Rey Ilusión. . .
Un día sereno llegó, y con el día
un emperador del la rebeldía
detuvo el cortejo frente a mi balcón.
Ló demás es breve. Sentí en mi floresta
que los colibríes estaban de fiesta
y al saber que el alma de 'la multitud
cruzaba las horas de la esclavitud
esperando el paso triunfal de la gesta,'
con broche de anhelo cerré inti alegría,
apagué las risas de la juventud
y al lado de Eduardo me puse a rezar
por aquella patria nueva que sufría
clavada en los brazos de la Cruz del Sur.
julio
Y luego?
ELENA
Ya sabes. . . Padre, en la ignorancia
de todo ese mundo que vivía en mí,
me indicó una ruta; silenciosamente,
— 103 —
y A Af A N D U
RODRIGUEZ
por ese camino de fiebre seguí,
y tras el confuso tul de la distancia
se borró el lejano país de la infancia
donde sólo un día de fiesta viví. . .
julio
Y por qué tu anhelo se cruzó de brazos?
ELENA
La malaventura lo quería así.
julio
Cuando aquella orden era una sentencia,
por qué contra todos no te defendiste?
ELENA
A mansalva, hermano, me asaltó la ausencia.
julio
Yo también me acuso del mal que sufriste,
y me acuso, Elena, porque al verte triste
y no adivinar toda tu afección
contribuí al delito de lesa ilusión. . .
Pero aún es tiempo, sobre mi cimera
pongo la esperanza de tu redención . . .
ELENA
Me opongo!
18 10
julio
No sabes que América impera?
ELENA
Por eso prefiero quedar prisionera.
JULIO
Quiere encarcelarse tu espíritu, cuando
acaso se encuentra próximo el segundo
en que como un bólido,
rompiendo la entraña
de la madre España,
saldrá el nuevo mundo ?
Y si nadie llega para emanciparte?
ELENA
Qué importa ! En lo íntimo no soy prisionera.
Conservo una cima en la cordillera
de los entusiasmos; un refugio aparte
del sendero hollado por el invasor,
y allí el guantelete del conquistador
no ha podido nunca clavar su estandarte.
Sí; me sacrifico, renuncio a la dicha.
Esa misma suerte que nos acompaña,
en el pobre padre se trueca en desdicha. . .
Por eso yo quiero, seguir su bandera
hoy que en su bandera el dolor se ensaña . . .
Hoy que a nuestro padre tanto mal espera,
tina de sus hijas quede por España!
— 105 —
Y A M A N D V R O D R I GUEZ
ESCENA XV
LOS MISMOS. — MARGARA
Entra a tiempo por la dere-
cha.
JULIO
Legraste dejarle tranquilo?
MARGARA
Imposible . . .
Nadie le convence que el astro se empaña
pues su fe de anciano tiene la virtud
de pulirse al roce de cada desdicha
y conserva el brillo de la juventud.
ELENA
Esa es mi amargura. Comprendes ahora
por qué mi nostalgia sueña en el ribazo?
Por qué estoy vencida siendo vencedora?
Un rubor de aurora sonríe en mi ocaso
y un rubor de ocaso desangra en mi aurora.
MARGARA
Traigo tanta vieja página de historia
espolvoreando temor a mi paso!
Padre es como un viejo alquimista en gloria !
Propiciando absurdos va por la memoria,
eleva castillos, repuja armaduras,
— 106 —
18 10
y engualdrapa en sedas a su rocinante
para una imposible conquista futura.
ELENA
Al precio de cuánto íntimo derrumbe
compramos las rémiges!
julio
Si en la España nueva Castilla perdura;
la eternizaremos. Acaso sucumbe
quien en otro pueblo dejó como estelas
las velas latinas de sus carabelas?
Hizo para el labio la cruz del mandoble
en la que jurara tanto Capitán,
y sembró en las selvas del ser aquel roble
asta déla lanza del Rey don Pelayo
y quilla de arrojos en la capitana
de Alvaro Bazán ?
Tocan a rebato las campanas.
MARGARA
Tocan a rebato!
ELENA
Preso ! . .
julio
Pobre hermana!
— 107 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
ELENA
Julio, qué agorera suena esa campana!
julio
Confiemos, Elena y espérenme. . .
Sale Julio.
ELENA
Siento
que han fundido en bronce mi presentimiento.
Esa voz de alerta aullando en el viento
detendrá la marcha de los dromedarios
y los Reyes Magos no vendrán mañana
a llenar de flores mi renacimiento.
MARGARA
Salve una quimera tu jardín, hermana,
y por ese anhelo recemos las dos;
a pesar de todo son los campanarios
indices de piedra con ansias de Dios!
Se arrodillan ambas frente a
la hornacina.
X
— 108 —
r
18 10
ESCENA XVI
LOS MISMOS. — DON FERNAN
Entra por primera derecha.
DON FERNAN
V no hay quien me felicite?
Hoy es en mi calendario
noche buena de la fe.
A las misas del desquite
llama el viejo campanario. . .
Qué hacéis ?
A las hija9.
MARGARA
Rezar un rosario. . .
don FERNAN
Poned el alma de pie !
Oráis en acción de gracia
porque al fin un temerario
saldó su cuenta de audacia?
eeena
Nuestro rezo es al contrario,
por el soldado en desgracia
para quien es necesario.
Y A M A N D U
R O D R I G U
DON FERNAN
Os aliais al enemigo?
MARGARA
Es un hombre en infortunio;
dejó de ser adversario.
Cuando sufre el enemigo
la bondad todo lo inmola.
Si la desgracia es consigo:
su desdicha le hizo amigo
de la nobleza española.
DON FERNAN
Hijas, no haya compasión
para el hombre que enarbola
contra esa madre española
bandera de rebelión.
El que comete traición
a Dios, al hogar y al Rey
está fuera de perdón,
fuera de la religión,
como fuera de la ley.
Pues quien la hidalga fortuna
que recibiera en la cuna
con sus desplantes deshonra
y con sus hechos olvida,
lo pague en oro de vida,
timbre a timbre y honra a honra !
Después de tanta razón,
¿qué os inspira ese adversario
— 110 —
18 10
que acabamos de apresar?
ELENA
Grandes ansias de llorar.
MARGARA
Grandes ansias de rezar,
pues no hay patria en la oración.
Pone un credo en mi rosario
y llena mi lampadario
con mirra de compasión
para alumbrar su calvario.
ESCENA XVII
LOS MISMOS. — FRAY LEON
DON FERNAN
Quién llega?.
ELENA
Julio vuelve?
Fray León entra por la iz-
quierda.
MARGARA
¡Fray León!
— 111 —
*
—
y A M A N D U R O D R I G U
DON FERNAN
Es la de usted audaz aparición!
FRAY LEON
Un viento de peligro sopla afuera
y junto al viejo hidalgo me guarezco.
MARGARA
Padre, es primo León !
DON FERNAN
Mas yo no ofrezco
refugio a los que ofenden mi bandera.
ELENA
Es que habla de peligro. Trae escarcha
de inquietud en la sacra vestidura !
Nunca quien tal llamó siguió su marcha
sin un poco de hogaza de ternura.
FRAY LEON
Dejé fuera el soldado y viene el cura. . .
DON FERNAN
Yo no puedo ampararlo, yo no puedo
dar abrigo a rebeldes en mi casa. . .
Qué lo trajo hasta aquí?
FRAY LEON
Me trajo el miedo!
— 112 —
18 10
DON FERNAN
Y dicen que nos une el mismo credo
y son del lis Hispánico capullo,
quienes ante el rigor de una amenaza
asisten al derrumbe de ese orgullo
que es peldaño y espuela de mi raza?
FRAY LEON
Ese orgullo del padre está en mis venas;
con inmortales fuegos las abraza
y la espuela que el bruto despedaza
cuando el clarín del batallar resuena,
fué acicate en las albas de la raza;
ha crecido y se llama nazarena.
Yo las calcé, señor. Y de tal suerte
supo servirse de ellas mi bravura
que en el arzón de mi cabalgadura
más de una vez relampagueó la muerte.
Entonce era soldado. Hoy soy un cura
húmedo de humildad. La patria tiene
todo el derecho de exigirnos todo;
fuerza es que entregue caífla cual lo suyo
por eso la soberbia mía, viene
a darle lo mejor: le doy mi orgullo!
ELENA
Y Eduardo?
FRAY LEON
Eduardo le dará la vida.
— 113 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
ELENA
Qué dices?
MARGARA
Triunfe tu valor, hermana,
para gloria del templo que soñamos,
y broquela en silencio la ternura . . .
Nos queda un cirio aún : aún esperamos.
DON FERNAN
Entonces esa campana que escuchamos . . .
ELENA
Fue bárbaro pregón de su captura.
FRAY LEON
Vengo a que usted lo salve. . .
DON FERNAN
Yo he jurado
por mi fe de español que si algún día
Julio, esperanza de la vida mía,
fuese por igual pena condenado. . .
Pobre de mí. . . pues nunca he perjurado. . .
deshecha el alma, a Julio entregaría. . .
— 114 —
18 10
ESCENA XVIII
LOS MISMOS. — JULIO
julio
De <pie en la puerta de la iz-
quierda.
Es inútil, señor, estaba escrito;
fue su mayor delito
el de llevar un ave en lo interior,
y su culpa nacer junto a los Andes
con las alas muy blancas y muy grandes,
como para escalar el infinito.
Si dicen que esa pluma se ha enlodado,
bendito el barro de la patria sea;
mis manos orgullosas se han manchado
en el lodo sagrado
con que el alma de un pueblo se moldea.
Es inútil, a Eduardo han condenado
a terminar su vida de soldado
con la muerte infamante del espía.
FRAY LEON
Herirle por la espalda! No, a fe mía!
Voy a morir con él. Tengo a mi lado
un centenar de pumas ... Y al costado
el corazón y un sable tadovía!
Sale por la izquierda.
— 115 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
León... León..
MARGARA
JUUO
Y usted lo quiso, padre!
Sabe quién mandará la ejecución ?
Zorrilla, el novio de esta pobre Elena,
pálida hermana a quien usted condena.
Su prometido ha de matar a Eduardo.
Padre, cuánta razón de encono guardo
en la custodia de mi corazón...
DON FERNAN
Basta, hijo, basta! Pon tu frente,, Elena,
junto a la mía. Eres dulce y buena,
quiero en mi frente ver correr tu llanto!
Todos, Señor, hemos sufrido tanto!
ELENA
Junto a don Fernán.
El dolor mío no apostrofa; ruega!
Por venirme de usted ese quebranto
es nieve y en lo interno se hace llanto;
hoz que en silencio mis jardines siega
y aunque mal aconseja, y aunque niega,
su dolor es en mí, dos veces santo!
DON FERNAN
Todos, Elena, hemos sufrido tanto!
- 116 -
18 10
ELENA
Padre, me voy. Ya que no fui la hermana
de Eduardo en el nacer de la mañana,
i porque usted y el destino se opusieron
V por distintas sendas nos llevaron
I y con mano inocente nos quitaron
el ruiseñor que en la niñez nos dieron ;
ya que de esa visión nos queda un día,
| seré su hermana de la caridad . . .
i Padre, me voy, yo quiero en su agonía
ungir mis manos de inmortalidad. . .
julio
Ve, recoge esa herencia de martirio;
Tiemble en tu frente con la luz de Cirio
y en las hoscas tinieblas del futuro
alúmbranos con ella!
ELENA
Llevo para su noche tanta estrella!
Safe lentamente por la izquier-
da.
— 117 —
y A M A N D u
RODRIGUEZ
ESCENA XIX
LOS MISMOS, menos ELENA
margara
Cuán solos nos quedamos!
DON FERNAN
Recordemos
que con nuestro quebranto regaremos
las raíces del árbol de la raza
y todos los rencores olvidemos. . .
Se oyen doblar las campanas.
MARGARA
Padre, pasa la muerte,
tocan a agonizantes!
juuo
Y con la muerte la epopeya pasa. . .
DON FERNAN
En la castiza lengua de Cervantes,
por la patria común, hijos, recemos...
Don Femóíi se pone de pie y
se posternao Julio y Margara.
%
— 118 —
18 10
Madre España que estáis en la, gloria,
patria nuestra: ellos saben morir
como sólo nosotros sabemos,
madre: juntos con ellos iremos
sembrando lirismos hacia el porvenir!
TELON
— 119 -
I
ACTO TERCERO
Un cuartel en los arrabales de Córdoba . Al frente
un portón sobre el cual flamea la bandera española . A
la izquierda una pucrtecxlla que da al campo. A la de-
recha dos calabozos. Es de noche.
\
— 121 —
18 10
ESCENA I
ZORRILLA. — RUTBAL. — CENTINELA
Al levantarse el telón, se oyen
las últimas campanadas de U
hora.
ZORRILLA
Las doce ! Del misterio van a salir los duendes.
A estas horas el buho de un cuento de la infancia
llega desde muy lejos a posarse en mi hombro.
RUI bal
Seréis supersticioso?
ZORRILLA
Quizás. No os cause asombro.
Gusto jugar a niño;recorro la distancia,
y el tiempo, y torno a verme en la tranquila estancia
donde mi madre siempre nos, contó el mismo cuento.
RUI bal
Hay algo más oculto tras ese alejamiento
de lo real. Adivino lo que niega el soldado . . .
La noche azul ... la hora . . . está todo callado . . .
Y conserva tan hondo vigor de pensamiento !
Luego el indiferente paso del centinela...
La muerte que se arrastra. . . Y el espíritu vuela. . .
Acaso el prisionero, pensáis con sentimiento,
el labio, el milagrero labio de alguna abuela
para hacerle dormir, le conto el mismo cuento.
— 125 —
y A M A N D U
RODRIGUEZ
ZORRILLA
Habéis dedo en la llaga. Me eduqué en una escuela
de altivez y dulzura. Si lo exige el decoro
soy un río de monte que todo lo avasalla,
pero arrastro en mi cauce mil piritas de oro...
Combatí por amores; odios nunca han logrado
encabritar mi blanco palafrén de batalla. . .
Y de muchos combates, ya adversos, ya felices,
cobré botín de gloria: e integran mi tesoro
una cruz, dos despachos y cuatro cicatrices. . .
Ejemplos y consejas formáronme altanero.
En poco usados libros de romance aprendí,
y cuando fué preciso desenvainé mi acero
por amor y por gloria, por gala y porque sí.
Y nunca he vacilado como esta noche; nunca!
No soy ejecutor... He nacido guerrero,
para ordenar la muerte de cualquier prisionero
se necesita un frío que jamás poseí. . .
Porque a mi buen maestro castellano le plugo
hacer de mí un soldado valiente ; no un verdugo.
RUI bal
Olvidáis que es espía?
ZORRILLA
Como tal le han juzgado.
RUI BAL
Era fuerza matarle. . . Le hubieran indultado
— 124 —
18 10
y prefirió morir, cuando sólo tenía
que indicar unos nombres para haberse salvado.
El consejo de guerra creyó que asentiría;
tuvo a un lado la vida, la muerte al otro lado,
hizo lo que yo hiciera, pues se quedó callado!
Estos rebeldes hacen un hombre de un espía!
Le conocéis?
zorrilla
RUI BAL
No creo. . . Y vos, le habéis tratado?
ZORRILLA
Una vez nada más, alférez, y os respondo
que le conozco a fondo.,.
RUI BAL
Su apellido?
ZORRILLA
Medina. . .
RUI BAL
No me dice. . . Y su grado?
ZORRILLA
Capitán de rebeldes . . .
— 125 —
y A M A N D U
RODRIGUEZ
RUI BAL
Con razón ha callado!
i
ESCENA II
LOS MISMOS. — UN SARGENTO
Oué ocurre?
RUI bal
SARGENTO
Que habrá entrado un ins-
tante entes.
Una dama pide para hablar al señor teniente.
ZORRILLA
Y no la hiciste pasar?
RUIBAL
Yo me voy a adelantar
a conducirla.
ZORRILLA
A esta hora
quién se pudo aventurar
así ? . .
— 126 —
r
18 10
RUI BAL
Desde la puerta del foro.
Pasad . . . Esta casa
es vuestra casa, señora!
Salen Ruibal y el Sargento
por el foro.
Señor. . .
ESCENA III
ZORRILLA. — ELENA
ELENA
Entrajido a tiempo por el foro.
zorrilla
Elena aquí ! . .
ELENA
Busco un hidalgo. , .
zorrilla
Escondido en mi ser conservo algo
del viejo don. . . Llegáis en buena hora.
/
— 127 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
ELENA
Es que os traigo dolor. . .
zorrilla
Entrad, señora,
llamáis y basta. No pregunto; salgo
a rendiros galante pleitesía;
si el dolor viene en vuestra compañía
le ofrezco cuanto puedo y cuanto valgo.
Vinisteis en procura de un hidalgo
y así procede siempre la hidalguía. . .
ELENA
Tuvo la culpa nuestra mala suerte,
nadie más. . .
zorrilla
Qué decís, señora mía?
ELENA
Ya véis, no confié en vos y acaso habría
salvado mi secreto de la muerte. . .
zorrilla
Elena, estáis en tiempo todavía.
— 128 —
18 10
ELENA
Nunca os dije lo mucho que sufría. . .
Mas hoy la pena me ha tornado fuerte.
Sabéis que allá en mi paz, era afectiva;
teniendo la humildad de una llanura
en mi pálida frente pensativa,
me vino a sorprender la desventura. . .
1 uve que defenderme y porque altiva
me acogí a la soberbia de la loma,
en los peñascos ha crecido águila
la que junto al vergel nació paloma. . .
zorrilla
Hablad, en vos la pesadumbre toma
luminares de lámpara votiva...
ELENA'
Hay algo pues en mí que no se doma ;
parte del ser divinamente terca,
que a la pupila en lágrimas se asoma
para mirar la tempestad de cerca.
zorrilla
Tiemblo al veros, serena flor de abismo;
sabe a presagio heroico vuestro aroma,
no en vano llamaréis en mi altruismo,
que me déis algo de ese mal espero
y si mi ensueño vuestro llanto aploma
9
— 129 -
y A M A N D U
RODRIGUEZ
no os preocupe. . . Ordenad: Eso es lo mismo,
señora, vuestro ruego es lo primero.
ELENA
Gracias. En pago de mi dicha sólo
arrodillarme junto a Eduardo quiero.
zorrilla
¿Le amáis?
ELENA
Y tendréis celos de la muerte?
No véis que va a morir? Que es prisionero?
zorrilla
Y es posible, señora, que el engaño
me hiera así, a traición, cobardemente;
y es el alma que viene a hacerme daño
la que debió esperarme sonriente
bordando una divisa de idealismo
con el vellón del juvenil rebaño?
ELENA
Yo podría acusaros por lo mismo!
ZORRILLA
Señora, me arrepiento del lirismo
— 130 —
que os entregara un día mi ilusión.
ELENA
No me acuséis . . .
zorrilla
Decidme: <Jué habéis hecho
de todo mi tesoro de emoción?
ELENA
Vuelve avas... Tanto frío halló en mi pecho!
ZORRILLA
Vuelve, sí; pero herido. Ese entusiasmo
que partió soñador torna maltrecho.
Buscaba amores y encontró sarcasmo
y trae en llaga viva el corazón. . .
Señora: Tanto mal me da derecho
para oponerme a vuestra pretensión,
y me opongo ! . . .
ELENA
Creía que a despecho
del mal, y del rigor y del provecho,
si una promesa un caballero hacía
una deuda sagrada contraía
que no pudo jamás ser olvidada,
— 131 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
y creía, mal señor, pues tal creía!
Disculpadme, he venido equivocada.
Intente marcharse.
ZORRUNA
Qué hacéis?
ELENA
Me voy. . .
ZORRILLA
Volveos ! La tristeza,
no puede oscurecer el altruismo
ni yo puedo faltar a mi promesa!
Primero el desamor que la deshonra!
Elena vuelve a primer térmi
no.
ELENA
No la temáis, señor; fuera egoísmo
salvar el alma al precio de una honra.
Cuando el amor en la ciudad interna
alza un arco triunfal al heroísmo
y adquiere el galardón de ser eterna ,
yo vengo a bautizarme en patriotismo.
No pido nada más.
— 132 —
18 10
ZORRILLA
En mi dualismo
luchan el militar y el caballero !
Yo dejaré al soldado que sucumba.
Frente a un arco triunfal que se derrumba
el hombre de palabra se postema . . .
ELENA
Os la devuelvo!
ZORRILLA
Nunca!. .
Dirigiéndose al centinela.
Abrid, soldado. . .
A Elena.
En mí, es el caballero quien gobierna.
Idos . . .
Al soldado,
I i
f
El soldado sale por el foro.
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
ESCENA IV
ZORRILLA. — ELENA. — EDUARDO
ZORRILLA
Salid, señor, pues os faculto.
Se encuentra Elena aquí y ha reclamado
el derecho de estar a vuestro lado.
ELENA
Llego en el nombre luz de nuestro culto.
EDUARDO
A Zorrilla.
Es la sacerdotisa que he esperado.
ELENA
Tu corazón es talismán sagrado
que he de colgar al pecho del tumulto.
EDUARDO
Vuelve contigo el brillo del pasado.
ZORRILLA
Y se hace sombra en el pasado mío,
donde nos alejaron para siempre
una patria, un amor y un desafío.
— 134 —
18 10
EDUARDO
Ftié la lucha del alba y del ocaso.
A qué acusar? Señor: en el fracaso
rodó mi potro, se quebró mi espada
v todo lo perdí . . .
ELENA
Menos tu amada . . .
EDUARDO
Entre tu alma en mí como una hostia
en las liturgias de la gesta alzada,
cuando la patria es una prometida
y hecha mujer nos besa en despedida,
qué importa tramontar en la alborada?
ELENA
No hables de mí; llevemos la mirada
a buscar en lo hondo del futuro.
Pon tu mano en mi frente alucinada
v de pie en los umbrales de la nada,
predícame tu ensueño, y yo te juro
que resucitarás en la alborada.
Porque en tu muerte mi ilusión depuro
y con tu verba mi país repueblo
enronquecida, heroica y visionaria,
como una diosa revolucionaria,
he de mostrar tu corazón al pueblo.
— 135 -
y A M A N D U RODRIGUE*
ZORRILLA
Señora, cuántos sueños se murieron
en vuestras manos . . .
EDUARDO
Y por qué acusarla ? . .
Vuestra vida y la mía la perdieron
y entre los dos debemos admirarla. . .
Porque es Elena pedernal andino
y se llena de chispas si la hieren ;
porque cuando sus ídolos se mueren
ella le pide cuentas al destino.
Porque eleva al final de mi camino
su puño amenazando las derrotas,
y a pesar de saberse derrotada
es como una victoria mutilada
que abre al viento del mal sus alas rotas!
ELEVA
Todo nos lo quitáis ! . .
EDUARDO
Sin vos ahora
debía estar al frente de mis gauchos
a la espera de Elena y de la aurora . . .
ELENA
En cambio del ensueño, os he pedido
136 —
18 10
un minuto de paz para el olvido; .
era mucho pedir?
zorrilla
Tanto, señora!..
ELENA
Demasiado... Y tenéis toda mi vida!
Matáis a Eduardo, encarceláis mis alas;
ya no podré jamás ser redimida
y es demasiado?.. Cuando el día llegue
seré de nuevo vuestra prometida.
zorrilla
Os engañáis, Elena, en vuestra vida,
no quiero ser ciprés . . . Soñé ser' palma.
Queda en mi mano la altitud debida
para arrancar la vencía de la herida
aunque por ésta se desangre el alma. . .
Y al ser sangre de hidalgo la que riega
la flor que cultivamos una vez,
veréis que toca el suelo y se despliega
como una capa roja a vuestros pies. . .
Pasad sobre ella. . .
ELENA
Es tarde, el pie se niega,
si ya no tengo a nadie que me aguarde. . .
— 137 -
ZORRILLA
Os engañáis, sois libre . . .
EDUARDO
Ahora ya es tarde.
No la abandonaréis como un cobarde
' porque la noche del ensueño llega !
ZORRILLA
Es libre . . .
*
EDUARDO
Entonces vuestro honor le niega
el escudo de un pecho que la guarde
hoy que no tiene sol . . . hoy que está ciega .
ZORRILLA
Mi sueño os la quitó y él os la entrega.
EDUARDO
Yo no quiero arrastrarla en mi fracaso
ELENA
Si no hubiérais salido a nuestro paso
iríamos en marcha a la victoria.
18 10
ZORRILLA
Cómo debéis odiarme ! . .
ELENA
Yo os perdono. .
ZORRILLA
Y vos?. .
EDUARDO
El odio es poco grato compañero
para el largo camino de la gloria.
Pongo el amor más alto que el encono,
olvido del agravio la memoria
y os hablo así : Señor, sabedlo, quiero
que la nobleza ampare al sueño mío;
que alguien cuide de Elena, pues yo muero
y porque en vos admiro al caballero
a vos por quien sufrí, os la confío!
A Zorrilla.
Elena: en él tendrás un escudero,
puesto que en sus acciones yo retoño . . .
Planta con él eil tu jardín de hastío
un ceibo de la patria cada otoño
y un rosal de Castilla cada estío.
A Zorrilla.
Eso os pido, señor. . .
— 139 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
ZORRIL/EA
No acepto! Pude,
porque me sobra honor para ganarlo,
inspirar un amor, mas no imponerlo.
Cuando a los hombres de mi escuela niegan
un derecho, sabemos conquistarlo.
Toledo nos enseña a defenderlo,
Castilla nos enseña a bien usarlo. . .
Y si es nuestro y nos place conservarlo,
siendo ajeno, nos honra devolverlo...
Zorrilla abre la puerta de la
izquierda.
Por aquí vais a vuestra independencia. . .
Idos. . .
EDUARDO
No! Tengo en mucho vuestra honra.
zorrieua
Partid, yo mando aquí y en mi conciencia!. .
EDUARDO
Mirad, señor, que he de volver al fuego
donde se purifica con la muerte
la pasión de ser libre.
Id! Os entrego
ZORRIIJyA
— 140 —
18 10
vuestra vida, mi novia, hasta mi suerte!
Quiero que améis Y si en la oscura senda
con el fin de salvar ese legado
sacáis el sable para abriros plaza,
brille en su hoja con fulgor sagrado
el relámpago austero de mi raza!
Dios os guíe!
Salen Eduardo y Elena por la
izquierda; antes de salir Elena
dirá:
ELENA
Mi sueño os acompaña.
Al bendeciros, al honor bendigo.
ruibal
Cruzando por el foro.
Zorrilla, el enemigo!.. El enemigo!
ZORRILLA
Ahora a morir ! . . Perdóneme mi España !
Sale a tiempo. A los breves
instantes entrarán Fray León,
Pablo, Matías; unos entran por
la puerta del foro, otros saltan
por el cerco de la derecha.
— 141 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
ESCENA V
FRAY LEON. — PABLO. — MATIAS
MATIAS
Peliamos como jaguares en lo oscuro!
FRAY LEON
Hermano !
pablo
Allí,
quizás allí lo encerraron!
MATIAS
Está el calabozo abierto . . .
FRAY LEON
Entrando en el calabozo.
Nadie !
PABLO Y MATIAS
Nadie !
FRAY LEON
Lo mataron ! . . Lo mataron.
— 142 —
18 10
Y yo no me hallaba aquí.
Pobre del que lo haya muerto!
ESCENA VI
LOS MISMOS. — LAUDELINO. — ZORRILLA.
PRISIONEROS
Entran en grupo varios gau-
chos.
FRAY LEON
A Laudelino.
Traes prisioneros?
LAUDELINO
Sí,
mi corvo quebró la espada
de uno, y no sé cómo hacía
pero a tocarnos llegaba,
si aquel sable se acortaba
en cambio el brazo crecía.
Señalando a Zorrilla.
Era el jefe que hizo alarde
de pujante valentía.
— 145 —
y A M A N D U
RODRIGUEZ
FRAY LEON
A Zorrilla.
Avanzad . . .
Zorrilla se adelanta.
Sois un cobarde!
ZORRILLA
Ved, si seré desdichado,
que vine a ser derrotado
por quien sin honor ni altura
al ver que estoy desarmado
pone sus manos de cura
en mi rostro de soldado!
FRAY LEON
Soldado! Si fuera así
os habría demostrado
que tiene un brazo pesado
el hombre que llevo en mí.
ZORRILLA
Tuviera un arma a mi lado!
FRAY LEON
Pero vos habéis dejado
— 144 —
18 10
la espada por el puñal,
y ningún hombre leal
se presta a ser deshonrado
combatiendo a un criminal,
Señor, váis a ser juzgado!
zorrilla
Matadme!. .
DON FERNAN
Y como asesino,
estáis ante un tribunal.
ZORRILLA
Es mi consejo de guerra!
FRAY LEON
A Laudelino.
Usted primero, el abuelo !
Un abuelo es una sierra,
tendrá su planta en la tierra
pero está cerca del cielo.
Este hombre ha matado, anciano.
Por él le faltó a mi hermano
el generoso consuelo
de sucumbir por su suelo...
Quien ha obrado de tal suerte
qué ha merecido?
— 145 —
y A M A N D U
R O D R I G U
LAUDBLINO
La muerte I
9
ZORRILLA
Pienso como vos, abuelo.
FRAY LEON
Por no poderlo vencer
ni en un amor ni en un duelo,
ni en un alma de mujer,
ni en un pecho de varón,
le vino a herir a traición
como el miedo ataca al fuerte.
¿Qué ha merecido?
MATIAS
La muerte!
FRAY LEON
Avancen dos tiradores . . .
A Zorrilla.
Defendeos. . .
zorrilla
Fue mi acción
una acción tan censurable
— 146 —
18 10
que espero la ejecución,
y así a la muerte me entrego. . •
Queréis matar al culpable?
Herirme en el corazón!. .
FRAY LEON
Que Dios os perdone!
^ A los tiradores.
Fuego !
Cae Zorrilla.
escena VII
LOS MISMOS. — EDUARDO. — ELENA
Estos entran por la izquierda
EDUARDO
Mis gauchos, el clarín nos ha guiado!..
pablo
El capitán ! . .
FRAY LEON
Hermano ! . .
- 147 -
y A M A N D u
R o D R I G u B Z
EDUARDO
ai* , Bien, León!..
Adonde está Zorrilla?
fray LEON
Fusilado!. .
EDUARDO
Bárbaros, le mataron !
fray león
j , Habla . . . Habla ! . .
t,e creí tu 1 asesino !
EDUARDO
El me ha salvado!
.i
Hiena se arrodilla y sostiene
la cabeza del herido.
ELENA
Alma luz : perdonadnos . . .
zorrilla
He faltado.
A Eduardo.
— 148 —
18 10
Vuestra vida mi patria poseía
cardo se la quité. . . le doy la mía. . .
era justo. . . me habían enseñado
a proceder así. . . Y de esa suerte
cuando la muerte entró en la Ciudadela
yo estaba ante el honor arrodillado
y me puse de pie. . . Siempre en la muerte
están de pie los hombres de mi escuela...
V.
, ELENA
Alma luz, toda sol y toda diana . .
No nos dejéis así, sois el pasado. . .
FRAY LEON
Bajad esa bandera!..
EDUARDO
En el mañana
triunfará vuestro honor a nuestro lado.
ELENA
Alma luz, toda sql y toda diana ! . .
EDUARDO
Murió!. .
A los gauchos.
— 149 —
RODRIGUEZ
/
Y A M A N D U
Presenten armas!..
FRAY LEON
Cubriendo con
pañola el cuerpo
No estén solas
vuestras serenidades, alma hermana!
Dormid sobre la tierra americana,
soñando con banderas españolas ! . ,
FIN DEL POEMA
la bandera es-
de Zorrilla.
— 150 —
EL MILAGRO
POEMA EN I ACTO
en el Teatro Parts de Buenos Atres
Estrenado
PERSONAJES
Remedios
María de Monteagudo
El Platero • • • •
Zenón
Alférez Monteagudo
Un gaucho
Sacristán
Ún guitarrero
Una negra
. 20 años
. 25 años
. 50 años
. 30 años
. 30 años
ESCENARIO
La acción transcurre en Buenos Aires a fines del
coloniaje.
En primera izquierda f la platería . A foro , la casa
de Bernardino Quirós. En pr nuera derecha , una horna-
cina con la imagen de Nuestra Señora de los Buenos
Aires. En segunda, la entrada de la casa de Monteagu -
do. Anochece.
ESCENA I
platero y gaucho
CAUCHO
Entrando por primera izquier-
da.
Tán los estribos, platero?
PLATERO
Tras el ventanal de su negocio.
Mire... son mellizos... quiero
tenerlos un rato así . . .
Sostiene los estribos como si
fueran dos niños.
* GAUCHO
Serán piala pura?
platero
No.
La carne es de Eotosí ;
el alma se las di yo. .
y como, recién nacidos,
hasta el aliento los daña,
por no verlos ateridos
yo conseguí que una araña
les fuese haciendo vestidos. . .
gaucho
Voy a seguir. . .
Disponiéndose a marchar.
y A M A N D U R O DR1GIJ_E_Z^
PLATERO
Dándole los estribos.
Tomelós.
GAUCHO
Por la santa cruz de Cristo,
Se santigua.
los codiceo y alabo,
pero... me jieden a misto!
platero
Hijo: son campanas. . .
GAUCHO
No!
Son dos copas que volcó
el demonio con el rabo.
platero
Mire la noche : también
es una copa volcada . . .
gaucho
Pero modesta . . .
platero
De lujo!
No la ve toda estrellada?
— 160 —
E L
La talla un platero brujo,
tan finamente calada,
que respira la alborada
y tiembla todo el dibujo
cual lágrima por caer . . .
Conoce el amanecer
y lo espera temblorosa. . .
Es aquella nebulosa,
polvo de plata sobrante. . .
El sur, con cuatro diamantes,
le hace la cruz a Luzbel . . .
Allí se corre el cincel
y forma esa estrella errante.
Cómo camina el gigante
sin romper la filigrana,
ese cabello que hilvana
una a una sus estrellas. . .
Gaucho: las brujas son ellas. . .
Cincelados, siguen vivos!
Toque ahora mis estribos. . .
Tuvieron fiebre de Dios
y están helados sus cribos ;
va se me han muerto los dos. . .
ESCENA II
Dichos y REMEDIOS
GAUCHO
Cuánto es su trabajo?
11
— 161 —
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
REMEDIOS
Entra por casa de Bernardino
Quirós.
Padre: un crucifijo!
El cielo se digna llamar a Quirós !
platero
Al toque de campanas, quedan,
durante algunos segundos, quie-
tos, rezando.
Animas ! . .
remedios
Al padre.
De prisa!. .
platero
Al gaucho, en el mutis.
Fije el precio, hijo.
ESCENA III
Didhos y MARIA
GAUCHO
Tán pagos con una tropilla de moros?
Mándela. . .
platero
Asomándose.
— 162 —
B L MILAGRO
REMEDIOS
Al padre.
Se muere . . .
PLATERO
Como un justo.
GAUCHO
Adiós !
Mutis.
ESCENA IV
REMEDIOS y MARIA
remedios
Hidalga: allí enfrente hay rezos y hay lloros.
Vamos!
MARIA.
Imposible! Espero a Zenón.
Hoy viene a cantarme. Le ha de oir mi reja.
Por eso la adornan, igual que a una oreja,
dos rulos de piedra y aro de blasón. . .
remedios
No vendrá, señora. Sufre la calleja.
Ved cómo el arroyo tan humilde va
— 163 —
y
A M A N D
U
R O D R I G U B Z
a besar las plantas de esa casa vieja. . .
Y todo enmudece, y todo se humila.
Quirós, el maestro, pobre lucecilla
que ardió como un voto, hoy se apagará. . .
Zenón deletreaba con él la cartilla,
y cuando os escribe de amores mi hermano
es porque ese viejo le lleva la mano.
Le debéis el daño, la melancolía
que cura y agrava un sí cristalino.
Para que azulase vuestra hechicería,
la luna se hizo polvo en su molino.
De aquellos palotes salió la poesía,
voz, rubíes, zumo que os embriagaría. . .
Zenón es el vaso. Quirós es el vino :
no bebáis ahora que está en agonía. . .
MARIA
Prostérnate y reza por mí. . . yo me quedo.
remedios
La virgen os oye . . .
# MARIA
Criolla: soy dura
porque necesito salvar mi ternura.
Después vendrán lágrimas, temblaré de miedo,
volverá a ser carne triste mi armadura.
Pero ahora, altiva, reto a la amargura,
ciño el corselete rudo del blasón,
y así, en llaga viva toda mi dulzura,
espero al amante.
— 164 —
remedios
No vendrá Zenón.
MARIA
Remedios : soy cáliz, tierra de mi casa
adonde la estirpe ba de germinar,
solo una simiente digna de la raza;
reseca y s^ienta hube de esperar . . .
y harina de siglos poner en la hogaza . . .
Falté, Amo a un criollo. Y hoy, en mi solar,
ley, piedras, panoplias, todo le amenaza.
< )tra rezaría para que él se guarde;
A la Virgen.
Yo os pido que sólo su honor le proteja,
y si aquí esta noche grazna una corneja
y el clavel más blanco se enrojece y arde,
a Zenón le dieron cita en esta reja
la mujer que llora si su criollo ceja
y el varón que ríe si el criollo es cobarde.
ESCENA V
Dichos y PLATERO
Con el crucifijo.
REMEDIOS
Armese!
Al padre.
*
Y A M A N D U R0D_R_J__G_U_E
platero
Respeta! Traigo el crucifijo.
Pon entre sus manos ciegas esta luz.
Mutis Remedios por foro.
ESCENA VI
MARIA y PLATERO
PLATERO
Mientras María se aleja.
Ahora sí; por Jesús,
que no toquen a mi hijo!
MARIA
Ha de ganarme y lo exijo
tan recio como nosotros.
platero
Si uno de tu nombre acampa
bajo ese sol de mis pampas
que se achaparra en las guampas
y sigue crudo en los potros
si con el puma se abraza,
si por su propia carnaza
lucha con el cimarrón;
si lo abanica un malón
y sigue ardiendo su brasa;
— 166 -
B L
M I B
A
G R
O
recién parirá tu casa
un hombre para Zenón.
i
ESCENA VII
REMEDIOS, UNA NEGRA, MARIA y PLATERO
L a negra, con un farol, espe-
ra en foro.
REMEDIOS
Entrando.
Avista la puerta oscura...
Ya levanta el aldabón. . .
Corro a por el señor cura
cotí la santa extremaunción. . .
Impida la serenata!..
Mutis de Remedios y la negra.
ESCENA VIII
MARIA Y PLATERO
PLATERO
A María.
Nn lo temas; ya no puedo. . .
Ahora que venga y se bata
a lo criollo, bajo el ruedo
fr
— 167 -
Y A M A N D U
R O D R I
de la caranchada hambrienta,
y la engorde su osamenta
si el cachorro tiene miedo!
MARIA
Nol Ya fío en su denuedo. . .
PLATERO
Desde su casa.
Déjame labrar la plata
de este puñal de Toledo. . .
MARIA
Padre : tengo mucho miedo . . .
Impida la serenata!
pi,atero
Calla ! Estoy rezando un credo . . .
Creo en Dios, padre eternal . . .
Creo que si me hacen mal,
tu dulce hijo Jesús
puede subir en la cruz
vibrante de mi puñal.
Zenón es gaucho también :
nació en humilde tapial
parecido al de Belén . . .
Es fuerza que viva mal
y es justo que muera bien;
y por la santa señal :
Amén!
— 168 —
E L
M I L A
G
R O
escena ix
PLATERO en su casa
con
; MARIA en la reja;
urn gaucho guitarrero
ZENON entrando
ZENON
María de Monteagudo:
Dicen que tiene tu escudo
una rosa de Castilla,
y, cuando el dolor te abruma,
la flor de piedra perfuma
por arte de maravilla.
Su aroma me fue a buscar. . .
Ya no te puedes ahogar,
pues, mientras el gaucho toca,
la guitarra es una boca
que te ayuda a suspirar.
MARIA
Márchate, quiero llorar. . .
ZENON
Irá el halcón a buscar
miguitas a las estrellas;
harán los grillos sus mellas
en el borde del silencio. . .
tendrá la noche un desmayo;
lanzará su canto el gallo
contra la cristalería
de los nidos. . . vendrá el día,
y asi me habrá de encontrar,
María de Monteagudo,
— 169 —
Y A M A N D U R0DRJ_G_U__B_J_
mientras la flor de tu escudo
no deje de perfumar...
ESCENA X
Dichos y ALFEREZ MONTEAGUDO
MONTEAGUDO
Gaucho : os voy a perdonar . . .
ZENON
Irónico.
Gracias. . .
MONTEAGUDO
Menguado honor gana
el que os provocara a un lance,
pues sé que en vuestro romance
ha puesto burlas mi hermana.
Marchaos !
zenon
Niega, María!
Ella guarda silencio.
Habla!..
Tampoco cotesta María.
Vamos, no sabía
— 170 -
L A G
R O
que entra lodo en la hidalguía
de una mujer castellana. . .
Inicia mutis con el gaucho.
MARIA
Se incorpora.
Zenón : por esa agonía
Luego a la Virgen.
v por nuestra soberana,
juro que tienen la gloria
de una misma ejecutoria
mi pasado y tu mañana.
Te amo ! . .
zenon
A Monteagudo.
Mentiste, señor...
monteagudo
SÍ. Lo he pensado mejor,
y a vista de esa ventana
donde me robo una hermana
tu galanteo humillante,
voy a manchar este guante
en tu mejilla villana. . .
- 171 -
Y A M A N D U
RODRIGUEZ
ESCENA XI
Dichos y PLATERO
ZENON
A la platería.
Padre . . .
platero
En escena.
Aquí tienes puñal.
MARIA
Al platero.
Ved que su sangre es la mía. . .
ZENON
A Monteagudo.
Pelea !
MONTEAGUDO
Sólo podría
batirme con un igual.
Se cruza de brazos.
Herid!
ZENON
Prostérnate, alférez,
y pide perdón. . . o mueres. . .
— 172 —
B
L MI
l A G R O
MONTEAGUDO
No!
ZENON
Pues entonces . . .
Levanta el puñal.
PLATERO
Suelta * María.
Zenón :
le vas a matar dos veces?
zenon
Un minuto: una oración!
Ora!
MARIA
Yo, mísera pecadora,
yo, que sufro por los dos,
todo lo espero de vos:
haz un milagro, Señora . . .
Paño.
Orad por el alma de Lucio Quirós,
a quien le traemos el cuerpo de Dios . . .
PLATERO
El viático... De rodillas!
Todos se postran. Cae el pufial.
— 173 —
y A M A N D C7
R
O D R I G U B Z
ESCENA XII
Dichos y SACRISTAN
SACRISTAN
Entre el lagrimeo de la esquila.
Orad por su lodo lleno de semillas . .
MARIA
Recoge el puñal.
Milagro! Milagro! Madre celestial,
acoge en tu trono mi ofrenda sencilla:
Llega a tí, desnudo y limpio, el puñal!..
/
TELON
llrftrAn)' Un lomo «le 104 páginA»
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cia el gran Silencio*'. Poesías. Un to-
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— Selección de Poesías. Un tomo de
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— "Paisanas”. (Escenas del campo).
Un tomo de 160 páginas (1920) $ 0.50
«— "Campo” (Escenas de la d*
campaña). 3.a edición. Un truno de 160
págmu* (1921) •••••* 0.M
*'D#1 campo y de la eludid * (Lucir
tos). Ur. tomo de 176 página*
9 0.50
—'•Potros, toro* y aperiacas" (Novelas
gauchas). Un tomo de 1 44 página*
(1932) I »■**
"Leña Seca’’ (Coatumbre* «W* canp
no). 0.a edición. Un tomo «le 274 pá
pinas 9
— "Tarde* del Fogón” (Ni! racione*
gauchas). Un tomo de 184 página*
1925 ) * 0.70
— "La Biblia Gaucha** (Con un Juicio
criti«m «le la obra de Viana, por ( at
los Roxlo) Un tomo de 120 Página*
(1925) * 0 70
—"Gaucha” (Novela)
— "Abrojos** (Escenas del campo) ...
— "Sobre el Recado’’ (Cuento* del
— "Pago de deuda” (Cuento**) (1914)
$ 0.50
WILDE (Oscar). — La Tragedia de mi
V.da. (Publicación prohibida en 1«
glaterra. hasta el año 1960). Un tomo
«le 208 páginas (1925) 9 0 70
— El Niño Estrella (Cuento). Prólogo
de Fernando de Araójo. Un lolleto
(1920) 9 0.15
20 LA (Emilio). — El Enaueño (I.e
Reve). Versión castellana de Cari**
Malagarriga. Dos tomos de 160 y 136
páginas 0918) 9 0.50
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N .• 1 — RODO (José E.) — Ariel — Con un prólogo de
Leopoldo Alas.
» 2 — RODRIGUEZ (Yamandú) — 1810, Poema dramá-
tico en tres actos y El Milagro, poema en un acto.
> 3 — REGULES (Elias) — Versos Criollos, con un pró-
logo del Dr. J. Irureta Goyena y una Semblanza por
Elíseo Cantón.
» 4 — RODRIGUEZ (Yamandú) — Fraile Aldao, poema
dramático en dos actos — Renacentista, poema en
un acto y El Demonio de los Andes, poema en un
acto, con un prólogo de Ovidio Fernández Ríos.